El papel de interlocutor que el Gobierno de Cuba reconoció a la Iglesia Católica, por primera vez en medio siglo, despertó una cautelosa esperanza de liberación de presos políticos y abrió una etapa en su relación, que debe superar desconfianzas mutuas. En un hecho inusual, el diario Granma publicó el viernes declaraciones del cardenal Jaime Ortega que proclamó el jueves un “nuevo período” en la relación entre Iglesia y Gobierno tras el “muy positivo” encuentro que tuvo el miércoles con el presidente Raúl Castro, con quien abordó el tema de los prisioneros, 200 según la disidencia.La reunión de cuatro horas, primera desde que Raúl relevó en el mando a su hermano Fidel Castro, ocurre en momentos de crispación por la crítica internacional a la situación de los derechos humanos y de mayor actividad de la oposición. “El encuentro tiene el valor primero de apoyar esta gestión mediadora, pero al mismo tiempo de reconocimiento del papel de la Iglesia (…) como interlocutora, de superar los viejos agravios (…) para caminar por estas nuevas pistas”, dijo . La disidencia, sobre todo las Damas de Blanco, esposas de 75 opositores condenados en 2003 -53 aún en prisión-, respaldó a la Iglesia, aunque Elizardo Sánchez, titular de una ilegal comisión de derechos humanos, y Martha Beatriz Roque se dijeron escépticos. “Somos mujeres llenas de esperanza. Con la Iglesia en su papel de intermediaria, de puente, quizás algunos salgan en libertad, aunque no sean todos, pero sí unos enfermos”, dijo Berta Soler, una de las líderes de las Damas de Blanco. El primer resultado del nuevo papel de la Iglesia fue hace tres semanas cuando logró que el Gobierno permitiera a las Damas de Blanco reanudar sus marchas en reclamo de la libertad de los presos, sin ser hostigadas por sus seguidores. “La Iglesia tiene nuestra confianza. Tenemos esperanza en la negociación y si hay liberaciones podríamos esperar que siga su gestión en otros asuntos de crisis interna”, opinó el disidente Oscar Espinosa, excarcelado en el 2004 por estar enfermo.Ortega dejó ver que el papel de la Iglesia irá más allá, al recalcar que lo novedoso del encuentro con Raúl Castro es que se habló “ sobre Cuba, sobre este momento y su futuro ” . El Cardenal advirtió en abril que Cuba está en una situación “muy difícil”, y que el “aplazamiento” de los “cambios necesarios” genera “impaciencia y malestar” en la población. “Es importante continuar el diálogo para ver hasta dónde (se llega)”, dijo Ortega, quien resaltó que Raúl Castro expresó voluntad de encontrarse “ en otras ocasiones y seguir adelante”.En un mes viajará a Cuba el canciller del Vaticano, Dominique Mamberti, pero según Ortega la visita “no está prevista” con gestión de la Iglesia local.