La Revolución Francesa tiene en la guillotina su elemento más reconocible. Decenas de personas pasaron por este instrumento para aplicar la pena capital. El rey Luis XVI y su esposa María Antonieta, partidarios y defensores del Antiguo Régimen, revolucionarios con ideas diferentes a los gobernantes de cada período fueron sus víctimas.Muchos saben que la época del Terror, con la Convención Jacobina y Robespierre al mando, es el momento que más vidas cobró esa máquina de la muerte, pero pocos conocen al artífice de las ejecuciones: Jean Paul Marat, editor de una de las publicaciones más influyentes de la época, el periódico L’ami du peuple “El amigo del pueblo”. Criticaba desde sus páginas a los políticos moderados con un lenguaje brutal acusándolos de traidores y animó al pueblo a utilizar la violencia contra ellos. Marat, escritor y abogado, es considerado uno de los más radicales revolucionarios franceses, con ideas muy avanzadas pero demagógicas que calaron en los más miserables y pobres de la capital francesa. Este grupo de desheredados siguió sus incendiarias proclamas y manifiestos y tomaba como base las acusaciones que Marat hacía para detener y ajusticiar a los que eran citados en su periódico. Salir mencionado en “El amigo del pueblo” era una segura condena a muerte.Marat, nacido en Suiza el 24 de mayo de 1743, fue asesinado el 13 de julio de 1793 por Carlotte Corday, aristócrata que pretendía parar el baño de sangre en el que se consumía Francia. Pero la muerte de Marat no supone el fin de este tipo de periodismo agresivo y populista. El poder establecido, celoso por su propia conservación, impedía cualquier muestra de disensión entre sus habitantes. Los autores de obras prohibidas debían refugiarse en pseudónimos e imprimir y difundir sus ideas de manera discreta y clandestina.Con la Constitución de 1791 se consagra el derecho de libertad de expresión y comienzan a multiplicarse los panfletos, periódicos y gacetas de toda tendencia ideológica.“El amigo del pueblo” era publicado en un tono combativo y agresivo, haciendo un llamado a la violencia, lo que motivó varias suspensiones. Dice Fernando Prieto que el tema principal del periódico: “(…) es la idea del enfrentamiento del pueblo y el Gobierno. Esta idea se concreta en la defensa de la Revolución, continuamente amenazada por traidores y por el complot. Pero la incitación a la rebelión vuelve reiteradamente en sus páginas”.