La fuerza de las lluvias en el Cono Sur ha dejado hasta el momento al menos 140 muertos y 125 000 damnificados, según el periódico virtual Infobae, de Argentina. Los daños se han registrado principalmente en Perú, Brasil, Argentina y Uruguay.
El sábado fallecieron las últimas víctimas del invierno, en Bolivia, donde un cerro cayó sobre el pueblo de Morochata, en el departamento de Cochabamba, en el centro del país. Al menos 14 personas, entre ellas seis niños, quedaron sepultadas, pero solo se han podido recuperar cuatro cuerpos.
El alud destruyó las casas de 15 familias.
Miles de bolivianos que han perdido sus casas y pertenencias usan botes para transportarse en los pueblos inundados.
En Rurrenabaque, en el noroeste del país, las calles están llenas de agua.
La mayor parte de sus 36 000 habitantes son campesinos que han perdido sus cultivos y animales. En las últimas dos semanas, dejaron sus casas luego de que un alud cayó y mató a 10 personas.
El Gobierno declaró la emergencia nacional, que permite liberar fondos públicos para responder a la tragedia en los nueve departamentos de Bolivia.
SDLq Tenemos el último reporte de Defensa Civil, que señala que las familias damnificadas suman 47 466 en todo el territorio, tenemos 42 personas que han fallecido y 15 desaparecidas”, informó el ministro de Defensa Rubén Saavedra, principal responsable de las labores de rescate.
La madrugada del domingo entró un nuevo frente de agua del río Beni, en Rurrenabaque.
“Estamos recontrainundados”, afirma José Luis Andia, director del Municipio que atiende a unas 3 000 personas afectadas.
“Esta ha sido una de las más fuertes inundaciones en la historia de Rurrenabaque”.
En Perú, en las últimas dos semanas, el invierno dejó 3 000 damnificados, 7 221 afectados, 592 casas destruidas y 1 383 hectáreas de cultivo perdidas, según el reporte del Instituto Nacional de Defensa Civil.
El Gobierno envió ayuda humanitaria a la población, declaró emergencia y fumigó casas y albergues afectados, para evitar la propagación del dengue y el aumento de enfermedades diarreicas y respiratorias.
A su vez, el temporal en Argentina ha causado la muerte de 16 personas y ha afectado a otras 2 000, que evacuaron sus hogares por las inundaciones.
En Buenos Aires, la lluvia afectó al tránsito e interrumpió los servicios de metro y de trenes. En los aeropuertos de Aeroparque y Ezeiza se suspendieron 14 vuelos.
Aunque en Uruguay el clima mejoró el lunes, las fuertes lluvias de los últimos cinco días afectaron a unas 3 000 personas. Algunas dejaron sus casas y se refugiaron en gimnasios, escuelas y liceos. Allí se montaron campamentos de emergencia para darles cobijo, alimentos y cuidados sanitarios.
Por el mal tiempo, actividades como el Desfile de Llamadas del Carnaval y partidos de la liga de baloncesto uruguaya fueron cancelados. Además, según la Policía Caminera, 14 rutas nacionales están cortadas por el desborde de ríos y arroyos.
El sector agropecuario uruguayo registró “pérdidas importantes” en los cultivos de papa, arroz, verduras de hoja y frutas.
En Brasil la situación es disímil: mientras 11 municipios en cinco estados están en emergencia por las lluvias y el granizo que azotaron al país entre diciembre y enero, los restantes viven una intensa sequía por el calor estival que está batiendo récords históricos.
Estas localidades podrán recibir ayuda del Gobierno Federal brasileño y asistencia a las víctimas, entre otras acciones, por el reconocimiento oficial de la situación de emergencia. Los pronósticos indican que las fuertes lluvias continuarán, por lo menos durante el fin de semana, en buena parte de los países afectados.
140 Muertos han dejado las tormentas en países de la región.