En Colombia todo está listo para que quede en libertad el cabo Pablo Emilio Moncayo, el secuestrado más antiguo de las FARC, mientras que Álvaro Uribe abrió las puertas a un posible canje humanitario con la guerrilla.
La tarde de ayer comenzó oficialmente el operativo de rescate, con el traslado de la misión humanitaria a la ciudad de Florencia, departamento del Caquetá. Allí está planificado que llegue el soldado Moncayo, quien fue plagiado por la guerrilla el 21 de diciembre de 1997.
A su arribo a Florencia, monseñor Leonardo Gómez, integrante de la misión humanitaria, anunció que a las 08:00 de hoy se espera que despegue el helicóptero brasileño que traerá de regreso a Moncayo. Según el religioso, se prevé que sobre el mediodía la aeronave retorne al aeropuerto de Florencia con el militar.
La idea es que se repita el procedimiento que se aplicó el domingo durante el rescate del soldado Josué Daniel Calvo. Es decir, que una vez en el aire la senadora liberal Piedad Córdoba entregará a la tripulación brasileña las coordenadas del sitio geográfico donde se recogerá al rehén.
Una vez que la guerrilla lo libere, será revisado por un médico que es parte del grupo humanitario que también está conformado por la Cruz Roja Internacional.
Allí también llegó ayer la familia del cabo Moncayo. Su madre, Estela Cabrera, quien no ve a su hijo hace más de 12 años, dijo que le gustaría “detener el tiempo” una vez que pueda abrazar a su hijo. Mientras que el profesor Gustavo Moncayo, también conocido como el ‘caminante de la paz’, reiteró que su hijo será quien le retire las cadenas de sus brazos.
Ayer, el Gobierno colombiano dejó abierta la posibilidad de un canje humanitario entre guerrilleros que están presos y un grupo de militares y policías que están secuestrados por las FARC.
El alto comisionado para la Paz, Frank Pearl, confirmó ayer que la Casa de Nariño evalúa esa posibilidad, aunque todavía no tiene claro el mecanismo. Solo el presidente Álvaro Uribe ha aclarado que ese eventual canje solo sería posible si los insurgentes que queden en libertad se comprometan a no participar nuevamente en el conflicto interno.