El Gobierno israelí rechazó ayer el pedido de la comunidad internacional de que cese la colonización en Jerusalén Este, mientras que la tensión disminuyó en los barrios árabes de la Ciudad Santa al día siguiente de violentos choques entre palestinos y policías.
“El pedido de impedir a los judíos que construyan en Jerusalén Este no es en absoluto razonable”, estimó el canciller israelí, Avigdor Lieberman, luego de recibir a su homóloga europea Catherine Ashton, de visita en la región.
Ashton, que antes estuvo en Amán, expresó que confía en que en el encuentro del Cuarteto para Cercano Oriente (EE.UU., Rusia, Unión Europea y ONU), mañana en Moscú, se eliminen los obstáculos que dificultan las negociaciones indirectas entre palestinos e israelíes.
A juicio de Lieberman, la mejor forma de alcanzar la paz es con un diálogo directo, al que Israel está dispuesto, pero el presidente palestino Mahmud Abbas sostuvo que el Estado judío primero debe cumplir sus obligaciones.
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, viajó ayer a Moscú, a la reunión sobre la paz para Oriente Medio, sin haber recibido una respuesta israelí a las quejas de Washington por los nuevos asentamientos, informó el Departamento de Estado.
Se conoció que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, telefoneó al vicepresidente estadounidense, Joe Biden, pero no se hicieron públicos los resultados.
Mientras tanto, en las calles de Jerusalén la tensión cayó levemente, aunque unos 3 000 policías permanecían en alerta para prevenir nueva violencia.
Algunos enfrentamientos esporádicos se produjeron en Cisjordania y en Jaffa, cerca de Tel Aviv, donde varios manifestantes árabes israelíes lanzaron piedras a un autobús, según la prensa.
Por su parte, el presidente de Brasil, Lula da Silva, continuó ayer su gira por la región en busca de progresos hacia una solución del conflicto palestino-israelí. En Ramallah dialogó con Abbas y en Amán con el rey Abdullah II.