Impuestos para la comida chatarra

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Los males derivados del sobrepeso pasan factura a los sistemas públicos de salud y los gobiernos no están dispuestos a seguir corriendo con los gastos.

Uno de los países que ya decidió actuar contra la pandemia de la obesidad es Rumanía, que busca introducir un impuesto a las comidas rápidas, y varios expertos en salud piden que la medida se extienda al resto de Europa.

De aprobarse, el tributo gravará alimentos como hamburguesas, papas fritas, gaseosas y otros productos con alto contenido de azúcar y grasa; por lo que varios nutricionistas destacan su amplio alcance.

La Alianza Europea Pro Salud Pública, sin fines de lucro, exige que otros estados del continente utilicen impuestos similares en la batalla contra la obesidad. “Apoyamos esta campaña para desalentar el consumo de productos poco saludables”, dice un portavoz de la organización.

El Gobierno rumano dijo que el gravamen propuesto por el Ministerio de Salud y que se espera sea aprobado este mes en el Parlamento haga que la población deje de ingerir comidas repletas de calorías y ayude a combatir el aumento de los problemas de salud relacionados con el peso.

Según cifras del Ministerio, la mitad de los 22 millones de habitantes del país padece so-brepeso y la obesidad de niños de entre 3 y 9 años se duplicó en los últimos cuatro años, llegan-do a 3,5 %.

“La proporción de (los casos de) obesidad va en aumento en toda Europa oriental, y esto se debe a características típicamente ‘occidentales’, como una vida más sedentaria, más uso de automóviles y menos caminatas, una falta general de actividad física, gente que juega frente a computadoras, mira televisión, ingiere comidas rápidas, etcétera”, según Vojtech Hainer, del Instituto Checo de Endocrinología y ex director de la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad.

La continuidad de las históricas tradiciones alimentarias en zonas rurales de Europa oriental tampoco ayuda a combatir la obesidad, según otros expertos.

Timothy Armstrong, coordinador del Departamento de Promoción de la Salud en la Organización Mundial de la Salud (OMS), asegura que Europa Oriental está tan afectada por la obesidad como cualquier otra región del planeta. “La obesidad es un problema global. No es sólo un problema en los países ‘occidentales’ o de altos ingresos. Muchos países de ingresos medio-bajos ahora también tienen una mayor carga sanitaria debido al rápido aumento de la proporción de personas con sobrepeso y obesas y a los consecuentes problemas”.

Los expertos en salud también advierten que los estados más pobres de Europa Oriental tendrán que esforzarse para afrontar la carga económica que supone la obesidad y para lanzar programas educativos y preventivos.

La OMS estima que en el ex bloque comunista hasta 5% de todo el presupuesto de salud se gasta en tratar problemas de salud relacionados con la obesidad y el sobrepeso.

Pero aunque el impuesto es elogiado por sus partidarios como única manera de ayudar a abordar estos problemas, ha recibido apenas una cauta bienvenida por parte de muchos expertos en salud, entre ellos la OMS.

Ellos sostienen que el gravamen solo será efectivo si va acompañado por información que aliente a las personas a seguir dietas y estilos de vida más saludables.

La Caída del Muro influyó

Durante la era comunista, en muchos estados del bloque oriental prácticamente no se oía hablar de productos como la pizza, las hamburguesas o las papas fritas. Para ellos eran símbolos de un Occidente en decadencia.

Tras la caída del comunismo (1989), la popularidad de las comidas rápidas explotó los estados de Europa Oriental. Y empezó a verse a estos productos como un símbolo de la libertad y de su creciente riqueza personal.

Expertos creen que el interés por la comida chatarra contribuye al aumento de la obesidad en la región.

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