Los transportes y los periodistas abrieron el lunes una semana de huelgas en Grecia contra los ajustes que deberá votar el Parlamento para que este arruinado país de la zona euro obtenga los fondos pactados con sus acreedores internacionales.
En Atenas, el metro estaba cerrado, sólo funcionaba una línea de tranvía y los taxis se sumaron al movimiento, indicaron los sindicatos de esos gremios.
Los periodistas de prensa escrita, de radio y televisión y de medios electrónicos decretaron por su lado un paro de 24 horas.
Los hospitales ofrecían servicios mínimos y el sindicato de la compañía pública de electricidad DEI anunció un cese de actividades de 48 horas, prorrogables, a partir del lunes por la noche.
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La ola de descontento debería intensificarse el martes y el miércoles, debido a los llamamientos a la huelga general de los sindicatos GSEE, del sector público, y Adedy, del privado.
También convocaron a marchas en el centro de Atenas contra los recortes por 18.000 millones de euros (23 000 millones de dólares) , decididos por el gobierno de coalición entre conservadores y socialistas que el Parlamento debe votar el miércoles.
El nuevo ajuste incluye reducciones salariales y de las jubilaciones, recortes de personal en la función pública y nuevas medidas de desregulación del mercado laboral.
De la aplicación de esas medidas depende la liberación de un tramo de 31.500 millones de euros del paquete de rescate acordado a Grecia por la Unión Europea (UE) , el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE). Sin ese dinero, el país corre el riesgo de declararse en bancarrota a mediados de noviembre.