Tras el día más sangriento en la historia reciente de Ucrania, Kiev sigue amenazada por la violencia. Los cerca de 5 000 manifestantes se agrupan en la central plaza de la Independencia (Maidan), epicentro de las protestas contra el Gobierno desde noviembre.
La Policía ataca continuamente con lanzaaguas a la multitud, que intenta protegerse con escudos, sin retroceder. Petardos y bombas incendiarias sobrevuelan con regularidad las filas de las fuerzas de seguridad, fuertemente armadas, mientras desde un escenario, los oradores llaman a los opositores a resistir.
Y una y otra vez suena el himno nacional. Corales pastorales resuenan sobre la simbólica Maidan, donde hace solo unas semanas dominaba el ambiente festivo y pacífico, pese a que continuamente por Internet se extendían los rumores de un pronto asalto a Maidan.
Las pocas personas que tenían que salir a la calle, se movían precipitadamente por las calles, donde apenas se veía a mujeres y niños. En muchas esquinas agentes de tráfico vigilaban con armas automáticas.
El resto del centro parecía una ciudad fantasma, con las tiendas, escuelas, jardines de infancia y universidades cerradas, después de que las autoridades decretaran un día de descanso. También el metro estaba ayer cerrado, el principal medio de transporte en esta metrópolis millonaria.
Muchos en Ucrania cuentan con que el presidente Víktor Yanukóvich declarará pronto el estado de excepción, para poder emplear al Ejército que hasta ahora se mantuvo al margen de la lucha de poder.
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- En contexto Desde hace varias semanas los manifestantes pro-europeos piden la renuncia del presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich. Lo acusan de ser el responsable de la grave crisis económica. Ayer, países como EE.UU. y Reino Unido criticaron a Yanukóvich por la represión.
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Con miedo, los familiares de los manifestantes esperan noticias de sus seres queridos, aunque para muchos ya es demasiado tarde. “Nos hemos enterado por la radio de su muerte”, contaba Taissiya Shchuzkaya al diario Westi sobre la muerte de su suegra durante los enfrentamientos.
“Intentamos obtener información llamando por teléfono a los paramilitares, pero allí no nos dijeron nada”, se quejaba. Hasta ahora, la cifra oficial de muertos son 26 solo en Kiev, entre manifestantes y policías.
Pero los analistas creen que hay más víctimas y además, más de 1 000 manifestantes y 300 efectivos de la seguridad resultaron heridos, muchos de bala y varios de gravedad.
Todavía no está claro quién utiliza munición real y por qué, mientras corren rumores sobre la posible existencia de francotiradores o emisarios de Rusia en uniforme ucraniano. Lo que está claro es que las partes se culpan mutuamente del baño de sangre. “Corren ríos de sangre”, ilustraba el diario Ukraina Moloda sobre los enfrentamientos que tuvieron lugar en la capital. Y el diario Segodnya ya habla de “guerra”.
El enorme edificio sindical que se eleva sobre Maidan está teñido de negro, mientras el humo sale también por las ventanas rotas en los edificios. En el edificio con el característico reloj en el tejado, donde los manifestantes radicales tenían su cuartel principal, se declaró un fuego en algunas plantas.
Por el momento no se prevé el fin de la violencia. El presidente pro ruso Yanukóvich se muestra irreconciliable. Aunque habló en un comunicado de un “gran dolor” y una “tragedia”, eludió toda la responsabilidad y culpó únicamente a la posición liderada por el ex campeón mundial de boxeo Vitali Klitschko, alegando que no controló a los radicales.
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También los opositores al Gobierno se muestran indignados: no reconocen la culpa y no piensan en rendirse, sino que se muestran combativos hasta la victoria. “Solo Yanukóvich es culpable del terror y los asesinatos de ciudadanos pacíficos”, dijo Klitschko en un mensaje de video. Y mientras la capital lucha por recuperar el control, de otras partes del país no dejan de llegar nuevas noticias de violencia: en Chmelnizki una mujer resultó herida de bala y su vida está en peligro.
Anuncian una ‘tregua’
Al cierre de esta edición el presidente Yanukóvich, anunció ayer una “tregua” para “frenar el baño de sangre” y la reanudación de conversaciones con la oposición. En tanto, la Unión Europea y EE.UU. se preparan para sancionar a los “responsables” del “uso indiscriminado de la fuerza” en Ucrania. Hoy, la UE se reúne en Bruselas para discutir la imposición de sanciones contra Kiev. La ONU también pidió al Gobierno ucraniano que renuncie al uso excesivo de la fuerza contra manifestantes.