Honduras cumplió el 28 de este mes el primer año del golpe de Estado contra Manuel Zelaya, que interrumpió un proceso democrático de 28 años, el más largo desde la fundación de la República en 1821. Pero el nuevo gobierno de Porfirio Lobo no ha logrado superar la crisis política.
El ex Presidente fue derrocado por los militares en alianza con los poderes Legislativo y Judicial, la Fiscalía, empresarios, Iglesia y otros sectores derechistas. Fue el día que pretendía realizar una consulta popular para reformar la Constitución y permitir la reelección presidencial.
Según los golpistas, Zelaya pretendía perpetuarse en el poder para impulsar el Socialismo del Siglo XXI que promueven Venezuela, Bolivia y Ecuador.El nuevo presidente Porfirio Lobo asumió el 27 de enero con la dura tarea de reconciliar una sociedad dividida y bajo la mirada escrutadora de una buena parte de la comunidad internacional, que sacó a Honduras de la Organización de Estados Americanos (OEA) y del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).
Un año después del golpe subsiste una profunda división entre los partidarios de Zelaya y los que apoyaron su derrocamiento. El lunes, las calles de las principales ciudades del país se llenaron de partidarios de Zelaya, que pedían su regreso y la convocatoria de una Asamblea Constituyente.
El posible regreso de Zelaya a Honduras es uno de los puntos más calientes de la agenda de Lobo. “Nosotros pedimos que lo dejen regresar, junto con los otros hondureños que se han visto obligados a exiliarse”, dijo a BBC Mundo, desde Tegucigalpa, Patricia Licona, quien fuera canciller durante el gobierno de Zelaya.
Según el Gobierno, las cartas ya están sobre la mesa y ahora el regreso depende del mismo Zelaya. “Nosotros ya hicimos lo que teníamos que hacer… Le estamos prestando atención a una persona y nos estamos olvidando de los ocho millones de hondureños”, afirmó a BBC Mundo el actual canciller Mario Canahuati.
El ex presidente se exilió en República Dominicana el 27 de enero para evadir la justicia y no responder por los delitos políticos y comunes ligados a corrupción pública que se le imputan.
Su anfitrión, Leonel Fernández, le puso a disposición una lujosa mansión en Santo Domingo, con resguardo militar incluido. Desde ahí Zelaya reiteró que el Departamento de Estado de Estados Unidos estuvo detrás del “golpe”, según publicó ayer el diario El Heraldo de Tegucigalpa.
Tras el golpe del 28 de junio del 2009, Honduras no solo atraviesa una profunda crisis política, sino también una crisis social y económica e inseguridad pública.
El subsecretario de Trabajo, Obdulio Chévez, admitió que pese a los esfuerzos del empresariado para establecer los trabajos temporales, los índices de desempleo se han disparado hasta en un 70% a consecuencia de factores externos e internos.
En Honduras la violencia se ha agudizado a niveles alarmantes, a tal punto que en lo que va del 2010 nueve periodistas han sido asesinados. El último crimen se registró el pasado 15 de junio.
Según Naciones Unidas, la tasa mundial de muertes por homicidio por cada 100 000 habitantes era de 8,8 en el 2000. En Honduras, entre enero y junio de 2006, ya se reflejaba una tasa de 23,1. Ese porcentaje ha aumentado considerablemente en el 2010.