El general David Petraeus, nominado por el presidente Barack Obama para encabezar las tropas de la OTAN en Afganistán, sostuvo ante el Comité de Fuerzas Armadas del Senado de Estados Unidos que el conflicto en la nación centroasiática desde el 2001 se halla en una situación poco clara.Él pronosticó que el escenario de violencia en ese país será más intenso en los próximos meses. Aunque el militar respaldó la estrategia trazada por la Casa Blanca y el Pentágono, que consiste en lograr una conclusión exitosa de la guerra e iniciar el retiro de tropas en junio del 2011.
Las declaraciones de Petraeus se suman a las formuladas anteriormente por León Panetta, director de la CIA. Él reconoció “problemas graves” en la guerra afgana. “Tratamos con un país que tiene problemas de gobierno, problemas de corrupción, de tráfico de drogas, problemas con la insurgencia de los talibanes”, declaró a la televisión ABC.
Los señalamientos de ambos funcionarios, indica el diario La Jornada de México, se inscriben en un clima de crecientes tensiones y confusión entre los miembros del equipo militar y civil de Washington encargado de gestionar la ocupación y la guerra en territorio afgano. Tales discrepancias ponen en perspectiva las casi nulas posibilidades de éxito para una aventura bélica que se ha vuelto más violenta e insostenible con el paso del tiempo. Lo que a finales del 2001 parecía una sencilla victoria militar y política, la expulsión del Régimen talibán de Kabul derivó en un conflicto empantanado y sangriento.
En la aldea de Kuhak . Cinco hombres detenidos por sospecha de actividades con los talibanes son interrogados en una escuela de Kandahar.
Los civiles afganos mueren por millares a consecuencia de “errores” de las fuerzas ocupantes; y estas últimas se desgastan a un ritmo creciente: en junio han muerto 100 soldados extranjeros, cifra que coloca a ese mes como el más mortífero para las fuerzas extranjeras desde que la alianza liderada por Estados Unidos derrocara al Gobierno talibán. Esto tras los ataques de Al Qaeda contra las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre del 2001.
El balance de bajas de la OTAN en lo que va de año es de 342 frente a las 521 del 2009. Desde la invasión han caído cerca de 2 000 soldados de las fuerzas aliadas.
Según la OTAN, el incremento del número de muertos se debe a que las tropas combaten a los talibanes en zonas nuevas y a que los insurgentes utilizan bombas de fabricación casera, baratas y fáciles de usar. Buena parte del sur de Afganistán es un bastión talibán donde los combates atraviesan su fase más letal desde el 2001.
Tras la invasión, los talibanes se replegaron, pero progresivamente han extendido su influencia y su enfrentamiento con las tropas extranjeras ocasiona altos niveles de violencia. BBC Mundo comenta que el talibán asume, quizá equivocadamente, que los estadounidenses han caído en un abismo tras la destitución del comandante de la OTAN, el general Stanley McChrystal. Para el grupo radical, cualquier sugerencia de posibles negociaciones equivale a un signo de debilidad de la OTAN.
Hoy, más de 140 000 militares de la OTAN están desplazados en Afganistán aunque está previsto que el número de efectivos se eleve a 150 000 hasta agosto. Más de las tres cuartas partes serán soldados estadounidenses. Se planea una gran ofensiva contra los talibanes en la provincia de Kandahar, en el sur del país.
El creciente número de víctimas se produce en momentos en que aumentan los interrogantes en Estados Unidos y Europa sobre la estrategia militar en Afganistán a raíz de la destitución del general McChrystal. Para el director de la CIA, probablemente el grupo extremista esté en su momento más débil desde los ataques del 11 de septiembre del 2001.
Pero ¿dónde está Bin Laden? “Está en la zona bajo control tribal en Pakistán, que es un terreno muy complicado, quizás el más difícil del mundo, está en esa vecindad”, señala el director de la CIA, sin dar muchos detalles.
El jefe del organismo de inteligencia de EE.UU. admite además que no disponen de buena información sobre Bin Laden desde comienzos del 2000. “Desde entonces ha sido muy difícil encontrar cualquier información de inteligencia sobre su ubicación exacta”, dice. Pero se muestra confiado en que encontrarán al líder de Al Qaeda tarde o temprano.