Un acento caribeño domina el salón principal del Ballet Ecuatoriano de Cámara (BEC). Son las 11:30 y el ensayo para la obra Don Quijote de la Mancha ya comenzó. Sancho, Mercedes, y el Caballero de la triste figura descansan, mientras las amigas de Kitri corren en puntillas y saltan al ritmo de la música. Son 44 integrantes en total, 28 ecuatorianos, el resto del exterior.
“En lugar de enviar un solo ecuatoriano al extranjero, preferimos traer bailarines profesionales de afuera para que sea más amplia la formación”, explica el director general del BEC, Rubén Guarderas. La escuela abrió en el 2004 y desde entonces, en términos de Guarderas, se ha formado una “multifuerza latina”.
La directora artística de la obra y esposa del director, Camila Guarderas, observa desde una silla plástica los últimos detalles del repaso. Se corta la música de pronto. “Muy bien, ahora a maquillarse y ponerse los trajes”, les anuncia. Llevan dos meses de repaso y está casi lista. El estreno será a fines de este mes en el norte, sur y centro de la ciudad, sin costo al público.