España viene perdiendo algo más que el fútbol

Ivonne Guzmán,

Editora de Siete Días

El partido mundialista España – Suiza, del miércoles pasado, tuvo casi tantas lecturas casa adentro, como territorios autónomos tiene el país llamado España. Y la derrota deportiva pasó a un segundo plano, mientras las posiciones políticas fueron indisimulables y sacaron a flote las diferencias que ya por décadas dividen a los nacidos en esas tierras.

Cada periódico (en su versión digital e inmediata al resultado, al menos) fue reflejo de lo que su comunidad de lectores siente y quiere respecto de España, una nación a la que no todos quienes viven en su territorio sienten como suya. Algo impensable en países como Ecuador, donde la prensa es abiertamente un hincha más de la selección nacional, quizás uno de los pocos cohesionadores sociales; lo único en lo que nos podemos poner de acuerdo.

La reacción más común, tras el partido que ganó Suiza, fue conectarse a través de la web con los diarios españoles para ver cómo estaban llevando la pérdida de un partido que muchos cantaron como ganado, antes de que comience.

Diario El País –cuyo lema es ‘El diario global en español’– hizo gala de mesura, dejando en un segundo plano el tema futbolístico en su portada y prudentemente titulando con una declaración del técnico de la selección: “Del Bosque: ‘Nos ha faltado precisión’”. Y ya en la nota interior hacía un recuento extenso del partido, con galería de fotos. En fin, era una nota importante; la selección española había sufrido una derrota inesperada.

Otra cosa era leer La Vanguardia. El rotativo catalán también mantuvo el perfil bajo de la noticia en su ‘home’, pero matizó con un titular contundente: “Suiza baja los humos a España en su estreno”. Como si España fuese harina de otro costal; bueno, para una parte de la población catalana lo es. Su nota interior apenas tuvo tres párrafos cortos, tomados de una agencia de noticias, EuropaPress. Luego ampliaron la noticia, pero, en principio, era una nota de poca monta.

En cambio ABC, en su declarado conservadurismo y vocación ‘españolista’, se fue con todo contra la selección suiza. Herido, sin hacer concesiones, como si le hubiesen mentado a la madre. “(') Gente infeliz que no sabe de esto y, como tal, se defiende como puede, y como puede es metiendo 11 detrás del balón, todos colgados del larguero, cual murciélagos que muerden, aletean, arañan, asustan, lo que sea. La fama tiene estas cosas. Llega cualquier segundón y te tiene tanto miedo que se mete en una cueva y no sale hasta el día del juicio final. (') Fue salir los españoles, cogieron el Jabulani y se lo enseñaron a los suizos: ‘Veis, esto es un balón, miradlo bien porque es lo único que vais a hacer en todo el partido. Es nuestro y no lo vais a tocar’. Y no lo tocaron, tocaron los tobillos de Iniesta, de Xavi, de Silva, que salían volteados como si fueran bolos, pero el balón lo vieron en la lejanía”.

En Euskadi, País Vasco, quizá pocos se hayan dado por enterados, sobre todo si buscaban información en sus diarios locales. Ni El Correo o el diario de Guipuzcoa pusieron mucho empeño en proporcionar información sobre el debut español en Sudáfrica, de hecho, este último abría con gran despliegue una fiesta del equipo Real Sociedad y traía noticias de París, pero de España en el Mundial, nada.

ADN y el Diario Vasco cumplieron: nota mediana, de agencia. El diario digital Gara, de plano no tenía una sola información al respecto.

Revancha digital

Un partido aparte se jugó en los foros. Los comentarios sobre la noticia de la pérdida del partido se convirtieron en escenarios de batalla política entre los lectores de diversos diarios.

Un intercambio de palabras entre dos lectores de El Periódico (de Cataluña) ilustra mejor la confrontación. “Pues vaya, hoy no tenía pensado cenar con cava (vino espumante) y mira por donde hoy haremos una gran cena en casa. Por cierto pregunta: ¿el príncipe no podría verlo por la tele en lugar de desplazarse a Sudáfrica? Claro de pagar tú a pagar yo también lo tendría muy claro. Con la que está cayendo aquí en España podrían empezar dando ejemplo y ahorrando en viajecitos innecesarios. ¿No creen?”. Firma Joan Antoni.

Un lector anónimo le responde: “España da pena. Pero no por su fútbol, por su selección nacional, sino por sus detractores, los catalanes que han escrito aquí alegrándose del fracaso futbolístico español de hoy. Dónde están los muchos amigos catalanes de mi juventud. Siempre habían sido buenos españoles, a veces incluso los mejores. Qué triste es tener que constatar ahora lo contrario”.

Y en La Vanguardia no hubo empacho en publicar lo siguiente: “Jo m'alegro de la derrota d'Espanya. Visca Suissa i visca Catalunya”, a lo que otro respondió: “Eso, fuera Cataluña de España. No los queremos, fuera ya por favor!!!!”. Mientras en El Mundo se desgañitaban igualmente al tono de: “(') Si no os gustan los madrileños quedaos en vuestras provincias”.

Pasado el trago amargo de la derrota futbolística, a España todavía le toca enfrentar una lucha de mayor envergadura, una que no parece tan simple y que no se acaba en 90 minutos tras un balón, eso se sabe con solo echar un vistazo a la prensa de un país llamado España.

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