La realidad de Abjasia, que busca ser reconocida como Estado independiente, ¿se puede comparar con la del País Vasco o Cataluña?
No, en absoluto. Son situaciones completamente distintas. En el Estado español las diferencias se resuelven en un marco constitucional, de forma pacífica y con el acuerdo de las partes. El hecho de que exista una minoría violenta terrorista en el País Vasco no condiciona el marco de convivencia. En cuanto a Abjasia hablamos de secesión unilateral, favorecida por un tercer país, Rusia, que viola todos los acuerdos europeos y el derecho internacional.
¿La población de Abjasia quería independizarse de Georgia, quería ser un Estado aliado de Rusia?Existe un sentimiento nacionalista, como en múltiples partes de la ex Unión Soviética, donde las fronteras se han trazado arbitrariamente. Allí hay muchas mezclas y diferencias étnicas, especialmente en el Cáucaso. El proyecto nacional abjasio merece todo el respeto, pero lo lógico es que, ante una diversidad étnica tan grande, que hace imposible acomodar cada una dentro de un Estado, se las ubique en base de los mecanismos de autonomía y de respeto a los derechos de las minorías. Como ocurre con las minorías húngaras en Eslovaquia o las polacas en Bielorrusia, que ejercen libremente su vida y sus derechos sin necesidad de escindirse unilateralmente.
Entonces los abjasios sí quieren separarse’
Buscan un Estado propio alentados desde Rusia, pero también porque las autoridades georgianas no han enfrentado de forma eficaz sus problemas. Esto es una llamada de advertencia para los Estados que no tratan a sus minorías con criterios internacionales de respeto a los derechos humanos y colectivos. Pero en absoluto legitima la secesión independiente y menos contribuye a la paz de la zona que otros Estados reconozcan esas secesiones.
¿Qué implicaría que Ecuador reconozca a Abjasia como Estado independiente?
No veo ninguna razón de peso para que Ecuador y Bolivia reconozcan a Abjasia, puesto que no tienen ningún interés bilateral y además pueden contribuir a desestabilizar las relaciones internacionales. En el contexto latinoamericano puede haber multitud de situaciones parecidas, en las cuales desde luego ni Ecuador ni Bolivia serían partidarios de que Rusia o China reconozcan territorios que se independicen unilateralmente. Imaginemos que las regiones petroleras de Ecuador deciden independizarse y son reconocidas internacionalmente. El reconocimiento por parte de América Latina de estas realidades es completamente absurdo y no sirve siquiera a un interés bilateral, y puede ser contraproducente.
¿Qué beneficios prácticos obtendría Ecuador?
A lo mejor un acuerdo preferencial en alguna materia, asistencia técnica. Pero creo que el coste para el prestigio de la política exterior de Ecuador y de los países que se embarquen en esta aventura será importante con la Unión Europea. A esta no le hará ninguna gracia que países con los que espera tener unas relaciones privilegiadas se metan en una cuestión como las relaciones con Rusia, que son difíciles y que intenta manejar de forma pacífica.
¿Qué imagen daría el Ecuador al mundo si reconoce la independencia de Abjasia?
Una imagen penosa, porque no hay ninguna justificación para hacerlo más que el deseo de congraciarse con Rusia, de una forma en cierto modo servil. Sería una especie de pro-americanismo a la inversa. Hay países que hacen cosas completamente absurdas solo para congraciarse con EE.UU.
¿Dañaría las relaciones de Ecuador con Europa?
Ecuador enviaría la señal de que está tomando partido por Rusia en un conflicto que mantiene abierto con la Unión Europea. Puede traer consecuencias diplomáticas, pues se interpretará que Ecuador en vez de ser un factor facilitador en estas relaciones, se convierte en una incomodidad. Creo que es un daño gratuito en las relaciones entre Ecuador y la UE, que tiene poca justificación.
¿Qué papel está jugando Rusia en este tipo de reconocimientos?
Hay una pujanza de Rusia y China en Latinoamérica y África para crear un bloque alternativo a Europa y las Naciones Unidas. Esto es muy negativo a largo plazo. Está bien que el mundo no sea unipolar. El problema es que las alternativas multipolares que plantean Rusia y China no refuerzan un orden internacional más justo. Están basadas en la ausencia de democracia y derechos humanos, en unas relaciones comerciales mercantilistas y sin normas internacionales para la resolución de conflictos. Si América Latina quiere contribuir a un orden internacional más equilibrado, de la mano de esos países no va a lograrlo.