Curas maestros policías periodistas

Antes las figuras de autoridad eran los curas, los maestros, los policías y los periodistas. Hoy, estos son los rostros de la infamia. Y todo porque nuestros presidentes se han convertido, a la vez, en curas-maestros-policías-periodistas.

El cura guiaba en valores, exigía fe y prometía el paraíso.El maestro enseñaba, exigía sacrificio y prometía el éxito en la tierra.

El policía era la autoridad, se sentía parte de la comunidad y prometía una patria en orden.

El periodista contaba y así controlaba al poder y prometía realidad.

Pero todo cambió en el siglo XXI. Un Uribe por acá, un Correa por allá, un Evo en el más allá, un Chávez arribita (y muchos más' una Cristinita por abajo; un Lula ‘tudo bem- tudo bem’; un Funes en la tierra de los Maras; un Calderón bien machito; un Sarkozy de baja autoestima en la patria del argumento; un playboy con muchas damas en Italia') y todo cambió.

Llegaron disfrazados de curas, maestros, policías y periodistas.

Y ellos devinieron curas que nos prometen moral y control del ‘gustico’ o de no salir a beber los domingos en la tarde o de evitar el ron en Semana Santa o de no comer pollo porque nos mariquiamos.

Y ellos son maestros que nos enseñan con sus gobiernos de las pequeñas cosas y tratan a ministros y ciudadanos como ignorantes y aprendices de la vida; nos dicen, con hablar entretenido, que todo lo que hacen es por educarnos y por nuestro bien; y todos nos convertimos en sus aprendices.

Y ellos son policías que ejercen la autoridad, reparten justicia en vivo, imponen su ley y deciden que es orden y libertad. Y todos nos hemos convertido en sus prisioneros, porque contra su máxima autoridad nada podemos hacer.

Y ellos se hicieron periodistas que cuentan la verdad, actúan la verdad, portan la verdad; son los dueños de los adjetivos y el punto de vista; son la fuente eterna de verdad; se visten de pueblo y son el contexto; hacen las preguntas y dirigen cámaras y guían reporteros y seducen reporteras. Y han llevado al máximo nivel la noticia como ficción.

Y ellos, Evo, Correa, Uribe y Chávez' y todos sus imitadores son ni más ni menos que curas-maestros-policías-periodistas de éxito.

¡Lástima que los elegimos fue para gobernar! ¡Lástima que ser presidente sea otra cosa!

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