La baja de 700 suboficiales que protestaban para acabar con la discriminación entre militares agravó la crisis castrense en Bolivia, en un año electoral en el que el presidente Evo Morales busca su tercer mandato. El conflicto fue un golpe inesperado para el Gobierno, que cuenta con el firme apoyo del sector militar.
El pasado viernes y pese a las sanciones impuestas, grupos de militares volvieron a tomar las calles vestidos de combate en La Paz y otras ciudades bolivianas, una imagen que no tiene precedentes en los últimos 30 años cuando en los 80 protagonizaban golpes de Estado.
La cúpula militar respondió a los reclamos con una baja masiva para huelguistas que rompieron la estructura de mandos, y el gobierno de Morales decidió apoyar hasta el momento la decisión.
El Mandatario boliviano tiene un firme apoyo en las cúpulas militares ganado a fuerza de responder a sus requerimientos, indican los expertos. “Ha habido pocos gobiernos que han dado tantos beneficios a los militares”, indicó Jorge Lazarte, sociólogo y analista político de la universidad San Andrés.
Esta crisis militar ocurre poco antes de que Morales inicie su campaña para las elecciones generales de octubre en las que buscará un tercer mandato para el período 2015-2020. Expertos advirtieron que el conflicto podría extenderse y agravarse rápidamente porque los suboficiales y sargentos son la base estructural de las fuerzas.