En la Plaza de Mayo, hay algunas gigantografías de tapas de ciertos diarios durante la última dictadura militar. Una de ellas dice: “Estamos ganando”, de la revista Gente. Era un engaño: en realidad, los argentinos estaban siendo derrotados por los ingleses en la guerra de las Malvinas. Fue parte de una componenda mediática militar. También hay de los más importantes diarios locales: La Nación y Clarín. En medio de ellos, sobre una tarima, está Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación de Madres de la Plaza de Mayo, con una pancarta que dice: “Hasta la victoria siempre, queridos hijos”. A su izquierda, tres fiscales y a la derecha, un estrado para los testigos completan el escenario del “juicio político y ético” a medios de comunicación y periodistas (Joaquín Morales Solá, Claudio Escribano, Mariano Grondona, entre otros). Ellos fueron “cómplices de la dictadura”. El juicio popular, en el cual fueron todos culpables, causó una nueva división en la sociedad argentina. Por un lado, aquellos que sostenían que eso también formaba parte de la libertad de expresión. Por el otro, los que creían que era una “barbaridad jurídica”, pues el país, en democracia, tiene su propio sistema judicial. Más allá de cualquier valoración que se hiciera de tan singular juicio, a muchos sorprendió que se incluyera el nombre de Magdalena Ruiz Guiñazú, una periodista a la que siempre se reconoció su oposición al régimen de facto. Ella integró la Conadep (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), cuyo documento Nunca Más sirvió de base para el juicio a las Juntas. Es más, la propia Bonafini, en 1984, reconoció que ella era de las pocas que les dio voz en su lucha por recuperar a sus hijos. “Hemos peleado tanto por volver a la democracia. Muchos no tienen ni idea de lo que fue ser periodista durante la dictadura”. Para Guiñazú, la idea trasnochada de que se invoque un tribunal en la calle, en la Plaza de Mayo, cuando existe una justicia, es algo que llama la atención. “La señora de Bonafini dijo que yo había sido jefa de prensa de Martínez de Hoz (ministro de Economía). No solo es una mentira, sino que no voy a permitir que se me una a una dictadura a la cual yo combatí”, dijo Ruiz. Añadió que es algo del nazi fascismo. Existe la justicia en Argentina que metió preso al primer y último dictador y que está juzgando a los otros. Son métodos antidemocráticos que de ninguna manera podemos aceptar, le toque a quien le toque”, dijo el periodista Nelson Castro. El juicio llegó al Congreso y allí las aguas permanecieron divididas como siempre. En la Comisión de Libertad de Expresión, la oposición lo condenó y pidió a la presidenta Cristina Fernández que disuadiera a Bonafini de realizar dicho acto. El juicio se dio ante 300 personas. Todos fueron culpables. La presidenta habló al día siguiente. “Algunos se creen dueños de la libertad de expresión y que solo ellos tienen derecho a hablar de otros. La libertad de expresión es para todos en Argentina”, dijo.