Extremadamente cordial y muy agradecido. Así se veía el recién electo presidente de la República, Rafael Correa, en su cita con la entonces embajadora de Estados Unidos, Linda Jewell.
El encuentro, que se realizó a puerta cerrada (solo se permitió el ingreso de fotógrafos y camarógrafos por breves momentos), fue el 1 de diciembre del 2006, por pedido de la Embajadora, en la oficina de Correa, al norte de Quito. El Mandatario electo no ocultó su alegría por la llamada que la víspera había recibido del presidente George W. Bush, felicitándolo por su victoria en la segunda vuelta lectoral.
Esa llamada fue sorpresiva. Sobre todo, porque en la campaña Correa había declarado que Bush era un presidente “tremendamente torpe que ha causado mucho daño a su país y al mundo”.
No obstante, para salir al paso, Correa recordó a la Embajadora, con quien se había reunido en dos ocasiones anteriores como candidato, que él había enmendado públicamente sus insultos a Bush y le pidió que le transmitiera su aprecio por la “buena forma” y “clase” con que ofreció un escenario favorable para las buenas relaciones entre ambos países.
Esa cita está recogida en el cable 121067, que el 4 de diciembre del 2006 envió Erik Hall, consejero político de la Embajada de EE.UU. en Quito, al Departamento de Estado. El cable confidencial, titulado ‘Primera reunión cordial con el presidente electo Correa’, recoge la preocupación del mandatario sobre la aprobación del Tratado de Preferencias Andinas Arancelarias (Atpdea), que se discutía en EE.UU.
Jewell tenía en su agenda dos prioridades: la cooperación antidrogas y la estabilidad democrática (según el cable 87185), aunque otro tema significativo era el futuro del FOL en Manta.
La extensión de la Atpdea era vital para Correa, tanto que la cita, que duró más de una hora, le entregó una carta a la Embajadora destacando sus bondades y la necesidad de una extensión de forma indefinida.
La Embajadora comentó que la posición de EE.UU. a favor de renovar la Atpdea para las cuatro naciones andinas (Ecuador, Colombia, Perú y Bolivia) no había cambiado, pero que eso sería decidido por el Congreso. Además, le explicó que la mayoría en el Congreso veía a la Atpdea como un paso hacia el Tratado de Libre Comercio, y que su posición (la de Correa) en contra podría perjudicar el apoyo a la renovación.
La extensión de la Atpdea, que nuevamente debe resolverse en el Congreso en estas semanas, se volvió muy sensible luego de la expulsión de la embajadora estadounidense Heather Hodges.
Mientras el Régimen hoy trata de minimizar su impacto, los empresarios y otros sectores han alertado sobre sus secuelas para la economía.
Pero la ampliación de la Atpdea siempre fue una prioridad del cabildeo ecuatoriano en EE.UU. Según Alexis Valencia, quien fue viceministro de Comercio a inicios del Gobierno, en las reuniones del sector externo siempre se habló de la importancia de las preferencias, por lo que se encargó a la Cancillería su manejo.
“De esto se hablaba durante las reuniones del entonces Consejo de Comercio Exterior (Comexi)”. Durante esos encuentros se analizó el impacto en la economía por la pérdida de la Atpdea. Se revisó un estudio de la Cepal, según el cual las preferencias generan 509 000 empleos (directos e indirectos), que estarían en riesgo.
Para el ex canciller Fander Falconí “la Atpdea no puede ser un instrumento político de sumisión”. Este mecanismo, dice, debe verse como una compensación mínima de EE.UU. frente a los esfuerzos del país contra el narcotráfico. Un hecho relevante durante su período fue la contratación de la empresa Patton Boggs, una de las firmas de mejor posicionamiento en EE.UU., para contrarrestar los lobbys agresivos de ciertos sectores (especialmente algunas transnacionales), que buscan minar la imagen del país.
En este sentido, en Washington el trabajo de los funcionarios diplomáticos fue intenso, buscando que la renovación se extendiera, por al menos, a unos cinco años, dijo una alta fuente de la Cancillería.
Por eso, no es extraño que a pocos días de ser elegido presidente Correa expresara a Jewell que el tratado era una prioridad para el país, que hacía significativos esfuerzos en la lucha antidrogas.
Al final de la cita del 1 de diciembre, incluso le preguntó si su viaje a EE.UU. ayudaría a su aprobación. La Embajadora le respondió que era muy tarde para coordinar un viaje efectivo ya que el Congreso estaba por iniciar el debate, lo cual podría ser revisado si había una postergación.
‘Es un programa ejemplo de cooperación’
En la cita del 1 de diciembre, Rafael Correa entregó a la Embajadora una carta para que la haga llegar al Congreso de EE.UU. Este es un extracto de la misiva:
“El 16 de noviembre del 2006, tuve el honor de enviar una carta a todos sus honorables miembros de la Casa de Representantes en mi calidad de candidato a la Presidencia de la República. Solicitaba que considerara favorablemente la extensión de la Atpdea.
“Hoy, como Presidente electo del Ecuador, me dirijo a Ud., uno de los importantes líderes de la Casa de Representantes (del Senado), para expresar el mismo pedido. EE.UU. estableció la Atpdea como apoyo a nuestros esfuerzos contra el narcotráfico, en donde utilizamos importantes recursos humanos y económicos, y lo continuaremos haciendo porque esta no es la causa de un solo país sino de toda la humanidad.
“La existencia de estas preferencias comerciales nos ha ayudado de manera muy importante a generar empleo en la producción de productos destinados a la exportación a mercados de EE.UU.
“La Atpdea es un programa ejemplo de cooperación que enriquece las relaciones entre dos pueblos. Nosotros apelamos tanto a su nivel de comprensión y sensibilidad, a que a través de sus acciones positivas, el Congreso de EE.UU., antes del cierre de su presente sesión, extienda los beneficios de estas preferencias en por lo menos un año más, y de ser posible, en forma indefinida… Ecuador estará muy agradecido”.
‘Es un programa ejemplo de cooperación’
En la cita del 1 de diciembre, Rafael Correa entregó a la Embajadora una carta para que la haga llegar al Congreso de EE.UU. Este es un extracto de la misiva:
“El 16 de noviembre del 2006, tuve el honor de enviar una carta a todos sus honorables miembros de la Casa de Representantes en mi calidad de candidato a la Presidencia de la República. Solicitaba que considerara favorablemente la extensión de la Atpdea.
“Hoy, como Presidente electo del Ecuador, me dirijo a Ud., uno de los importantes líderes de la Casa de Representantes (del Senado), para expresar el mismo pedido. EE.UU. estableció la Atpdea como apoyo a nuestros esfuerzos contra el narcotráfico, en donde utilizamos importantes recursos humanos y económicos, y lo continuaremos haciendo porque esta no es la causa de un solo país sino de toda la humanidad.
“La existencia de estas preferencias comerciales nos ha ayudado de manera muy importante a generar empleo en la producción de productos destinados a la exportación a mercados de EE.UU.
“La Atpdea es un programa ejemplo de cooperación que enriquece las relaciones entre dos pueblos. Nosotros apelamos tanto a su nivel de comprensión y sensibilidad, a que a través de sus acciones positivas, el Congreso de EE.UU., antes del cierre de su presente sesión, extienda los beneficios de estas preferencias en por lo menos un año más, y de ser posible, en forma indefinida… Ecuador estará muy agradecido”.
509 000 personas se benefician de la Atpdea
La declaratoria de persona non grata a la ex embajadora de EE.UU. en Ecuador, Heather Hodges, el pasado 5 de abril, desató una serie de críticas contra el Régimen. Principalmente porque los exportadores estaban a la espera de la renovación de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (Atpdea) por parte del legislativo estadounidense.
Los empresarios señalaron en ese momento que la decisión gubernamental causaría la pérdida definitiva del programa y el riesgo para 509 000 personas que, hasta febrero de este año, trabajaron de forma directa e indirecta bajo el esquema.
Esto llevó a que dos días más tarde la ministra coordinadora de la Política Económica, Katiuska King, salga a minimizar el tema aduciendo que la no ampliación de la Atpdea obligará a los exportadores de productos no petroleros pagar solo USD 25,5 millones, y que para enfrentar esta situación tendrían que bajar su rentabilidad o alzar sus precios. Mientras que sobre el empleo dijo que los efectos dependerían de cada empresa.
Ese mismo día la ministra Coordinadora de la Producción, Nathalie Cely, se reunía con representantes de las cámaras y después con los exportadores para analizar un plan de apoyo ante la pérdida de las preferencias.
Este se dio a conocer el pasado 11 de febrero y consiste en diversificación de mercados, mejoras competitivas y la entrega de un abono tributario para el pago de impuestos o la venta en el mercado de valores.
Esto tranquilizó en cierta forma a los exportadores. Sin embargo, King inició una campaña informativa en los medios con el objetivo de minimizar el tema, medida que solo fue interrumpida cuando Cely, durante un acto de la Cámara de Comercio Ecuatoriana Americana, pidió a los empresarios que escuchen más al presidente Rafael Correa y no a ciertos de sus ministros.
La Atpdea permitía el ingreso de 6 900 productos ecuatorianos, sin el pago de aranceles, a EE.UU.
Uno de los principales son las flores cortadas. De hecho este sector ha crecido de manera sostenida debido al Atpdea, que está vigente desde 1992. Solo en este sector se generan unos 70 000 empleos directos . Buena parte de ellos a mujeres, en comunidades indigentes que frecuentemente no tienen otras opciones de trabajo remunerado, señala el cable 174270, enviado por la ex embajadora Heather Hodges el 17 de octubre del 2008. La exportación de flores ecuatorianas ha sido un catalizador para una industria que es actualmente en Ecuador uno de los líderes como exportadores y empleadores.