Sarajevo se agita. Es un año clave. La historia refiere a un siglo del asesinato que desató la Primera Guerra Mundial. Esa cruda historia recuerda al mismo escenario de la más terrible guerra del fin del siglo XX, cuando se desintegró la ex Yugoeslavia, y miles de muertos cayeron en una conflagración sangrienta que terminó con la atomización de esos territorios en varios Estados. Mientras, el mundo miraba absorto.
Uno de esos Estados es Bosnia-Herzegovina. Allí surge hoy otro germen de violencia. Esta vez es la crisis represada. Es una deriva de la olla de presión de Europa, el desempleo y la corrupción.
Las noticias llegan con las manifestaciones y los agitadores dispersos: incendios, automóviles lanzados a los ríos y tensión. Los diarios internacionales registran los hechos desde este nuevo escenario de convulsión social. BBC Mundo hace relaciones interesantes y deja espacio para la reflexión. Es otra muestra del poder de convocatoria de una suerte de ‘indignados’, salen con máscaras ‘anonimus’ bosnios, es otra ‘Primavera Árabe’ pero en Europa-, un asunto peligroso allá, donde todavía no se cierran las viejas heridas de una brutal guerra civil con trasfondo étnico-religioso.