La comisaría en la que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, estuvo detenida en la década del 70 y donde murió el periodista Vladimir Herzog, uno de los mártires de la dictadura militar (1965-1984), fue declarada como patrimonio histórico, informaron hoy, 28 de enero, según fuentes oficiales.
La Secretaría de Cultura del Estado de Sao Paulo señaló en un comunicado que en su primera reunión del año, celebrada el lunes, el Consejo de Defensa del Patrimonio Histórico, Arqueológico, Artístico y Turístico (Condephaat) atendió por unanimidad el pedido de la sociedad civil sobre la comisaría.
El predio, ubicado en la Rúa Tutoia, en el céntrico y acomodado barrio de Paraíso en la capital paulista, “será preservado debido a su valor simbólico para la historia reciente del país”.
El Destacamento de Operaciones de Informaciones del Centro de Operaciones de Defensa Interna (DOI-CODI), espacio de represión durante la dictadura y que luego se convirtió en una comisaría y depósito de la Policía Civil, recibió la aprobación de la Unidad de Preservación del Patrimonio histórico (UPPH).
El organismo consideró que el edificio tiene una característica “estética particular” y posee “una difícil simbología política” y por eso su parecer se fundamentó más en las “memorias de un momento sombrío de la historia reciente del país” que en la propia edificación.
El pedido formal para declarar el edificio como patrimonio histórico fue presentado en junio de 2012 por Iván Akselrud de Seixas, presidente del Consejo de Defensa de los Derechos de la Persona Humana del Estado de Sao Paulo (Condepe). Después se sumaron a la iniciativa el Grupo Tortura Nunca Mais, el Fórum de Expresos Políticos del Estado de Sao Paulo, el Núcleo de Preservación de la Memoria Política y la Comisión de Familiares de Presos Políticos Muertos y Desaparecidos.
Rousseff, quien participó activamente en la lucha armada contra la dictadura, estuvo presa entre 1970 y 1973, un período en el que sufrió severas torturas y pasó por el DOI-CODI de Sao Paulo. El periodista Herzog falleció en el DOI-CODI en 1975, víctima de tortura, y su muerte comenzó a cambiar el rumbo de la vida política del país que luchaba por un retorno de la democracia.