El 20 de abril de 1999, en Littleton, una ciudad norteamericana del estado de Colorado, Eric Harris y Dylan Klebold, dos estudiantes de la Escuela Secundaria Columbine entraron al colegio con armas, asesinaron a 13 personas -12 estudiantes y un docente-, hirieron a otros 24 y luego se suicidaron.
“Una vez que comience a matar… ténganlo presente… hay probablemente unas 100 personas en la escuela que no quiero que mueran. El resto debe morir. Los odio por excluirme de tantas cosas. Los odio y será mejor que me tengan miedo”, señaló Harris en su diario personal en octubre de 1998.
Seis meses después, Eric y su compañero Dylan, pusieron en marcha un plan que habían preparado durante mucho tiempo.
Cada año, desde aquella trágica mañana, la ciudad de Littleton recuerda a las víctimas con algún homenaje. El año pasado, al cumplirse diez años de aquel fatal suceso, trece personas en representación de las víctimas se acostaron en el césped del edificio luciendo en el cuello cintas azules y blancas: los colores de la escuela. En el acto estaba Tom Mauser, padre de Daniel Mauser, una de las víctimas. “Ellos no mataron su espíritu”, dijo Mauser.
Un momento de silencio y el sonido de campanas marcaron la lectura de los 13 nombres.
La masacre fue el núcleo temático del documental ‘Bowling for Columbine’, de Michael Moore. Se convirtió en el lamentable estándar por el que serían medidas el resto de masacres que vendrían a continuación en ese y otros países.
Columbine destapó una ola de críticas contra la normativa estadounidense que regula la posesión de armas y, concretamente, contra su principal organización defensora: la Asociación Nacional del Rifle (NRA) y su por entonces máximo representante, el actor Charlton Heston. Hace ocho años, las encuestas revelaban que más de la mitad de la población, un 54 por ciento, se mostraba a favor de la inserción de una legislación más estricta. Hoy en día, el apoyo registra un mínimo histórico del 39 por ciento, según una encuesta realizada por la cadena estadounidense CNN.
El debate ya no parte de la opinión pública, sino de organizaciones específicamente creadas para impedir la proliferación de las armas de fuego. Y tienen trabajo, porque desde 2003, al menos ocho estados han aprobado nuevas leyes que amplían el derecho a la posesión de armas de fuego.
Diarios íntimos escritos para inmolar
“Infierno en la Tierra; ahh, mi favorita”, escribió Dylan Klebold en el Anuario de 1998, de Eric Harris sobre un dibujo de un soldado sin cabeza que agita una pistola. “Tanta gente debe morir”.
Una anotación en la agenda de Klebold al parecer bosqueja paso a paso lo que ocurriría el 20 de abril de 1999; reunión a las 6 a.m.; a las 10:30 a.m. “prepararse”; a las 11:12 a.m. “alistarse” y a las 11:16 a.m., “JAJAJA”. “¡Diviértete!”, escribe Klebold en otro cuaderno de notas.
Las páginas están llenas de palabras vulgares, consignas raciales y dibujos sobre violencia y muerte. Dibujos detallados de pistolas y bocetos de la escuela.