Colombia mantendrá la alianza con EE.UU.

La vigilancia en Medellín. Un soldado colombiano revisa a un hombre junto a otros militares en el departamento de Antioquia. El Gobierno movilizó a 400 000 efectivos.

La vigilancia en Medellín. Un soldado colombiano revisa a un hombre junto a otros militares en el departamento de Antioquia. El Gobierno movilizó a 400 000 efectivos.

En Colombia las cartas electorales prácticamente están echadas. Y a menos de que a última hora se registre un hecho que cambie dramáticamente las tendencias, los sondeos indican que en las presidenciales del domingo el candidato ‘verde’ Antanas Mockus y el oficialista Juan Manuel Santos obtendrán su pase a la segunda vuelta, el 20 de junio.Al perfilarse Mockus y Santos como los sucesores del presidente Álvaro Uribe, en Colombia también empiezan a despejarse las dudas que se cernían sobre el rumbo que tomará la estratégica relación con Washington en los siguientes cuatro años.

Aunque con matices diferentes, las líneas maestras en política exterior de ambos candidatos apuntan a mantener la cooperación antidroga y militar de EE.UU., que desde el 2002 ha significado USD 6 000 millones como parte del Plan Colombia.

Santos tiene clara su idea de imprimir un mayor impulso a la relación con la Casa Blanca, que se constituyó en un aliado clave que Uribe privilegió en sus ocho años de gobierno.

El ex Ministro de Defensa, quien tiene excelentes relaciones con la Secretaría de Defensa estadounidense, ya ha anticipado que buscará profundizar los vínculos de cooperación en la lucha contra la narcoguerrilla.

Por ello advirtió que no cabe ninguna revisión del acuerdo de seguridad que él mismo negoció. Ese convenio permite a soldados estadounidenses el uso de siete bases militares y causó el congelamiento de relaciones con Venezuela, así como las críticas de la región. Por el contrario, el candidato ha prometido preservar el legado de Uribe en esta materia, ya anunció que su objetivo será ampliar la agenda y consolidar las relaciones con Washington.

De ahí que ha dejado entrever que Colombia no solo debe limitarse a ser un receptor de cooperación en materia de seguridad, sino que pase a dar respaldo efectivo a misiones de paz y de estabilización. De igual modo, ha dicho que uno de sus retos centrales será profundizar el ‘lobby’ para que el Capitolio ratifique el Tratado de Libre Comercio (TLC), suscrito desde el 2006.

Según la campaña de Santos, estas propuestas garantizarán que se mantenga la buena relación con Washington y la administración de Barack Obama.

Aunque el candidato ‘verde’ Antanas Mockus también cree que es necesario mantener la ayuda militar estadounidense y permitir el uso de las siete bases colombianas, también ha exteriorizado su intención de que la cooperación debe tener una concepción integral.

En especial en el campo antidroga. Si bien el ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus rescata la importancia del Plan Colombia en este campo, también está convencido de que su falta de efectividad se debe a la escasa corresponsabilidad de los países consumidores de droga.

Por eso, plantea que los programas de cooperación deben estar atados a un trabajo de cultura y educación ciudadana para que se deje de justificar el uso de la droga. Pero que ese trabajo ciudadano no sea exclusivo a países productores de cultivos ilícitos, como Colombia, Perú o Bolivia, sino que empiece en la propia sociedad estadounidense.

“Dichos programas mejorarían si tuviesen un componente integral de pedagogía ciudadana y participación de la comunidad, orientados a la formación en cultura de la legalidad”, sostiene Mockus.

Este tipo de planteamientos del abanderado de la ‘ola verde’ conducen a pensar que en su eventual gobierno la relación con EE.UU. no tendrá mayor diferencia con lo que haría Santos, aunque no estaría exenta de ciertos puntos de desencuentro.

“La relación Colombia con EE.UU. será clave en cualquier caso (Santos o Mockus), pero con este último como Presidente habrá probablemente tensiones en temas como la estrategia antidrogas”, dice Román Ortiz, profesor de la Universidad de Los Andes de Bogotá.

400 000 militares y policías, en máxima alerta

Las Fuerzas Armadas de Colombia entraron en estado de máxima alerta para garantizar el normal desarrollo de las elecciones presidenciales. Mientras que la Defensoría del Pueblo advirtió sobre riesgos de sabotaje en 82 municipios, la mayoría por amenazas de la guerrilla.

Los colombianos irán a las urnas el domingo, para elegir al sucesor del presidente Álvaro Uribe, en los que se prevén serán los comicios más reñidos en la historia reciente del país: entre el candidato oficialista, Juan Manuel Santos, y el líder del Partido Verde, Antanas Mockus.

Las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN) históricamente intensifican sus ataques en la época electoral como parte de una estrategia para demostrar poderío militar y ganar protagonismo, de acuerdo con fuentes de seguridad.

Los planes de la guerrilla incluyen amenazas y ataques a candidatos, a las Fuerzas Armadas y a puestos de votación, en un intento por impedir que los electores ejerzan su derecho al sufragio. Ayer, por ejemplo, las FARC hicieron un llamado a los colombianos para que no voten en las elecciones presidenciales, con el argumento de que todos los candidatos son “reaccionarios” y no tienen intenciones de paz, según un comunicado.

Ante ello, el Comando de las Fuerzas Militares y la Dirección General de la Policía informaron que más de 400 000 efectivos están comprometidos con el Plan Democracia para garantizar el normal desarrollo de los comicios en todo el país.

Ayer se conoció que la ex canciller Noemí Sanín, del Partido Conservador (oficialista), y el senador opositor Gustavo Petro, del Polo Democrático, son los candidatos presidenciales que según encuestas disputarán el domingo el tercer lugar. Aunque Sanín figuró en algún momento en el segundo lugar de preferencias, fue sobrepasada en un par de semanas por Mockus.

DPA, Reuters, Ansa

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