El complicado análisis de los datos satelitales que apuntan a la caída del Boeing 777-200 en el sur del océano Índico suscita escepticismo en China.
Los expertos creen que todavía no hay ninguna prueba concluyente, ya que no se encontró ningún resto del avión desaparecido el 8 de marzo con 239 personas a bordo.
Entonces, ¿qué es lo que hace que los investigadores estén tan seguros de haber encontrado el último rastro del vuelo MH370? La mayor parte del análisis procede de la empresa británica Inmarsat, que opera un servicio de comunicaciones móviles a escala mundial a través de una red de satélites.
Después de que el sistema de comunicación de a bordo fuera desconectado, el avión desaparecido solo envió una señal al satélite, como diciendo “estoy aquí”, mientras que el satélite le devolvió otra respondiendo: “te he visto”.
De acuerdo con esa señal, en la primera fase se investigaron dos posibles corredores, hacia el norte y hacia el sur. La señal necesita 0,12 segundos para llegar a los satélites situados a 37 000 kilómetros de altura del Ecuador, explicó el profesor de electrónica británico David Stupples, citado por la agencia de noticias china Xinhua.
[[OBJECT]]Desde una posición situada más al norte o al sur, la señal necesita más tiempo para llegar. “Nos servimos de las diferencias de velocidad con las que la señal del avión llegó a la posición fija del satélite”, explicó al diario británico Telegraph el vicepresidente de Inmarsat, Chris McLaughlin.
En una segunda fase, se compararon las señales con las de otros aviones modelo Boeing 777 de Malaysia Airlines en ambos corredores. El ‘modelo’ identificado fue comprobado por otros investigadores.
Además, las suposiciones sobre la velocidad y comportamiento del aparato se contrastaron con el fabricante estadounidense Boeing. A través de esta precisa delimitación se calculó que la ruta sur era la que más se ajustaba, explica el experto Chris McLaughlin al final de un video publicado en el Telegraph.
En un reporte desde Londres, la agencia de noticias Xinhua habla de un “notable trabajo detectivesco altamente tecnológico”, aunque los expertos chinos no están nada convencidos. Sin haber encontrado restos del avión, las conclusiones se sacaron “un poco a ciegas”, afirman los medios estatales. Se necesitará “mucho tiempo” para verificar los resultados, aseguró el experto en aeronáutica Wu Peixin al China Daily.
También el profesor británico Stupples está impresionado por la rapidez de las investigaciones. Otros institutos de investigación habrían necesitado probablemente “entre tres y seis meses”, afirmó en declaraciones a Xinhua.
Pero para el gobierno de Pekín y los expertos, todo va demasiado rápido. La noche del lunes la Cancillería de Pekín convocó al embajador de Malasia, quien tuvo que escuchar la indignación del Gobierno chino por no haber sido informado previamente de que el primer ministro malasio, Najib Razak, anunciaría los resultados de las investigaciones y acabaría con las esperanzas de las familias de los 239 pasajeros, 153 de ellos chinos.
En un lenguaje diplomático inusitado, el vicecanciller, Xie Hangsheng, “exigió todas las informaciones y pruebas” de la teoría de la caída del avión. Un día más tarde, China envió a Malasia a un experto en gestión de crisis, una señal más del descontento de Pekín.
Un desenlace incierto
Hallar las “cajas negras” del Boeing 777 representa un desafío de desenlace incierto, a pesar de que los investigadores disponen de una amplia gama de material sofisticado para escrutar el océano Índico.
Una carrera contrarreloj se ha desatado para intentar captar las señales emitidas por los registradores de vuelo o “cajas negras”, que teóricamente son capaces de seguir enviando señales durante unos 10 días más.
EE.UU. envió un sistema de localización (aparato triangular de 35 kilos) de cajas negras. Los micrófonos acuáticos que contiene pueden detectar señales emitidas por una caja negra hasta 6 000 metros de profundidad.
“Captar una señal que emana de la baliza (objeto señalizador) me parece ser una cuestión de suerte”, dijo un responsable norteamericano de defensa que no quiso identificarse. “Soy más bien pesimista”, señaló. Todos los expertos estiman que estas operaciones podrían durar mucho tiempo, “meses o tal vez más”.
En el caso del Río-París (2009), fueron necesarios 23 meses para localizar los restos del avión.