El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, relevó ayer a su comandante de mayor rango en Afganistán, el general Stanley McChrystal, por polémicos comentarios en una revista que enfurecieron a la Casa Blanca y amenazaron con minar el esfuerzo de la guerra.
Al explicar que era “lo correcto para nuestra misión en Afganistán”, Obama anunció que aceptó la renuncia de McChrystal tras una reunión de 30 minutos en la Casa Blanca, y nombró como su reemplazo al general David Petraeus, jefe del Comando Central estadounidense.
McChrystal había sido convocado por Obama para que explicará comentarios que él y sus asesores hicieron en un artículo publicado en la revista Rolling Stone menospreciando al Presidente y a otros funcionarios de alto rango.
“La conducta representada en el artículo recientemente publicado no cumple con el estándar que debería tener un general de comando”, dijo Obama en el Jardín de Rosas de la Casa Blanca.
“Mina el control civil del Ejército y eso está al centro de nuestro sistema democrático. Además erosiona la confianza que es necesaria para que nuestro equipo trabaje unido para lograr nuestros objetivos en Afganistán”, señaló.
La situación planteó un complejo dilema para Obama, quien se enfrentaba a elegir entre tolerar una insubordinación desde el Ejército o reestructurar la cadena de mando en un momento peligroso en la impopular guerra de nueve años en Afganistán.
Prometiendo no tolerar las divisiones al interior de su equipo de seguridad nacional, Obama dijo que el cambio de los generales era un “cambio de personal, pero no un cambio en la política”. Recientemente han crecido las dudas entre legisladores de EE.UU. sobre la estrategia de Obama de aumentar las tropas para contrarrestar el resurgimiento talibán.
Fuentes señalaron que la reacción en privado de Obama ante el artículo fue de furia, aunque el Mandatario dijo en su aparición en la Casa Blanca que no estaba actuando por sentirse personalmente insultado. Con su carrera en juego, el general de 55 años se disculpó. “Fue un error que refleja un mal juicio y nunca debió haber ocurrido”.
McChrystal fue fuertemente criticado después de que se difundiera un artículo sobre él en la revista Rolling Stone en el que el general y sus colaboradores se expresaban de forma ofensiva sobre Obama, el vicepresidente Joe Biden y otros miembros y diplomáticos del Gobierno. Una fuente cercana al general es citada en el artículo contando que en su primer encuentro con el militar de alto rango, Obama no sabía nada de McChrystal, pero tampoco estaba especialmente interesado en la guerra. Según estas versiones, ya después de su primer encuentro con altos funcionarios al general le pareció que Obama parecía “intimidado” y que “no se sentía a gusto en su piel”. El entorno del general opinó que el asesor de seguridad de Obama, James Jones, es un “payaso”.
El ‘devorador de serpientes’
Solo come una vez al día, por la tarde, para no perder la forma física, y no duerme más de cuatro horas: sus camaradas llaman al general estadounidense Stanley McChrystal, de 55 años, “devorador de serpientes”, en referencia a su entrenamiento de élite.
El secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, justificó a mediados del 2009 su elección al frente de las tropas de la OTAN en Afganistán alegando que vería “el problema con nuevos ojos”, en un conflicto que se ha convertido en uno de los retos militares más complicados de la historia estadounidense.
El vástago de una familia militar de pura cepa, con padre y abuelo generales, se centró entonces con sus conocimientos especiales en las operaciones secretas estadounidenses. La mayoría de lo que hizo al salir de la academia militar de élite West Point en sus más de 30 años de carrera se considera alto secreto, como las operaciones que comandó entre el 2003 y el 2008 como líder del Comando de Operaciones Especiales Conjuntas, una unidad cuya existencia negó el Pentágono durante años. Fue el jefe de todas las operaciones especiales en Iraq.
Sus comandos encontraron a Saddam Hussein y mataron en el 2006 al líder de Al Qaeda en el país, Abu Mussab al Zarkawi. La mayoría de operaciones tenía lugar por la noche. Pero el descrito por muchos como un corredor de maratones adicto al trabajo e intelectual militar, que escuchaba libros leídos en su iPod durante sus entrenamientos, también ocupaba su puesto durante el día.
El general de cuatro estrellas con rostro pequeño y anguloso y pelo castaño no tardó mucho en dejar clara su visión sobre Afganistán a sus superiores.