Bangkok continuaba siendo esta mañana una capital en llamas, escenario de gran disturbio que el gobierno no lograba controlar, tras un asalto militar al campamento de los “camisas rojas” ayer, que dejó siete muertos y condujo a la rendición de los líderes de la protesta.
Este jueves se registraron nuevos tiroteos en los alrededores del templo budista de Wat Pathum, en la zona que ocupaban los “camisas rojas”.
Numerosos “camisas rojas”, entre ellos mujeres y niños, se refugiaron al comenzar la semana en la pagoda, declarada “zona protegida” ante la inminencia de una operación militar. Se podían ver seis cuerpos tendidos en el jardín de la propiedad, constató la AFP . Según el último balance oficial, son siete muertos y 58 heridos.
En tanto, el gran centro comercial Central World, uno de los más grandes de Asia, de 18 pisos, situado cerca del lugar ocupado por “los rojos”, comenzó a derrumbarse dañado por un incendio desatado el miércoles.
La Bolsa de Bangkok, varios centros comerciales, así como los locales de un canal de televisión con 100 personas en su interior, ardían a última hora de la tarde de ayer, según los bomberos.
Columnas de humo, provocadas también por innumerables neumáticos en llamas, se alzaban por todas partes.
El Gobierno reconoció que algunas zonas estaban todavía fuera de su control, al tiempo que el Ejército prometía “ocuparse de los que provocan los disturbios”.
Las autoridades decretaron toque de queda en Bangkok y en 23 provincias del país, desde las 20:00 (13:00 GMT) hasta las 06:00 de hoy, esencialmente en el norte y el noreste, para intentar prevenir todo contagio en esas regiones de donde son oriundos muchos de los “rojos” que se manifestaron en Bangkok.
En el noreste, los manifestantes incendiaron dos edificios públicos, según las autoridades locales. También estallaron disturbios en Chiang Mai (norte).
Estados Unidos, la ONU, la Unión Europea y Japón condenaron el miércoles la violencia y reclamaron una solución pacífica.
El primer ministro Abhisit Vejjajiva, cuya renuncia exigen “los rojos”, pidió en la noche a los habitantes del país confiar en él.
Las víctimas
Desde mediados de marzo murieron unas 70 personas y más de 1 700 resultaron heridas.
Dos fotógrafos extranjeros, testigos de la muerte de Fabio Polenghi, dijeron a ANSA que el reportero recibió el impacto cuando intentaba tomar imágenes de personas que escapaban.
El director del Departamento de Investigaciones Especiales, Tharit Pengdit, advirtió que “la Policía y los soldados recibieron instrucciones para resolver la situación y usar las armas”.