Los números de una sola universidad de élite mundial bastan para que la hipótesis vaya tomando forma: los estudiantes asiáticos están preparándose en serio para el futuro. Específicamente para controlar el mundo y en un futuro no muy lejano.
Para finales del año pasado, la Universidad de Berkeley, una de las más importantes de EE.UU., registraba 3 419 estudiantes extranjeros, de los cuales 2 204 eran oriundos de algún país asiático; siendo los surcoreanos, con 612 estudiantes, la representación más numerosa, seguida de cerca por la china, con 513 representantes.
En esa misma universidad, los latinoamericanos son bastante menos: 195 en total. Brasil y México con 46 estudiantes cada uno; seguidos de Chile con 32 y Colombia con 23. Junto a Honduras, con un solo estudiante, se ubicaba Ecuador.
Y aunque en principio solo parezcan cifras, no deja de ser interesante el hecho de que los países más desarrollados o con mayores proyecciones de desarrollo sean los que cuenten con un mayor número de estudiantes preparándose en este tipo de universidades.
Esta es una tendencia que viene consolidándose en los últimos años. Datos oficiales de Berkeley University muestran que en los últimos cinco años hubo tres nacionalidades extranjeras que predominaron en su campus: surcoreana, china e india, en ese orden. Por eso, no es casual que la primera imagen de la web de este centro de estudios muestre a dos estudiantes con rasgos asiáticos.
Una ojeada al sitio web de Oxford University (Gran Bretaña) también refuerza esta sensación. De los 30 testimonios de estudiantes extranjeros, siete corresponden a estudiantes de origen asiático, es decir casi el 25 por ciento. ¿Cuántos latinoamericanos constan en esta vitrina? Uno y es argentino.
Recientemente, varias publicaciones, entre ellas The New York Times (NYT), dieron cuenta de los planes chinos para repatriar sus ‘cerebros’ más brillantes. La idea es hacer de China una potencia científica y tecnológica.
Por el momento va por buen camino, pues ya ocupa el segundo lugar, por detrás de EE.UU., en publicaciones científicas a nivel mundial. Además, como dijo Thomas Friedman en el NYT: “China cuenta con la mayor cantidad de gente cursando estudios superiores en todo el planeta”.
Quizá esto se haya convertido en un factor que incide, directa o indirectamente, en que 400 millones de chinos salgan de la pobreza en los últimos 30 años; o que China sea uno de los mayores compradores de autos de lujo británicos, por poner solo dos ejemplos del gran milagro chino.
Lo que varios analistas se preguntan es cómo harán compatibles sus propósitos de liderar científica y tecnológicamente al mundo y el sistema de control omnipresente que caracteriza a su régimen, que no favorece los espacios de circulación de información, que es uno de los pilares de la investigación y la innovación.