La inseguridad en Argentina cobró ayer la vida de una de las víctimas que más ha sensibilizado a un país que diariamente debe leer noticias de asaltos, secuestros y asesinatos. La muerte de Isidro, de apenas una semana de nacido, ha conmocionado a todos. El bebé llevaba una semana internado en el Hospital San Roque, de la ciudad de La Plata, a 57 km de Buenos Aires. Su tragedia comenzó cuando aún estaba en el vientre de su madre Carolina Píparo, de 34 años, quien ya se encontraba en su noveno mes de gestación. El 28 de julio pasado, Carolina había ido a retirar USD 20 000 de la sucursal platense del banco Santander Río. El cajero le había dicho que no contaban con esa cantidad y que “regrese mañana”. Al día siguiente, luego de retirar esa suma, a punto de entrar en su casa en la localidad de Gonnet, cerca de La Plata, dos ‘motochorros’ (delincuentes en motocicleta) la interceptaron y la golpearon. Luego de mirarla en el piso, uno de ellos disparó en la boca de la mujer, perforando así su pulmón. Entonces, Isidro sufrió un paro cardiorrespiratorio en el vientre de su madre y hubo que practicar una cesárea urgente. “Las fuerzas no resistieron”, dijo Matías, el hermano de Carolina, quien ha actuado como vocero de la familia desde que sucedió el hecho fatal. El cuerpo médico del hospital hizo todos los intentos por salvar la vida de Isidro, entre ellos hacerle “escuchar una grabación con los latidos de la madre”, según dijo su director Alejandro Angeleri. Sin embargo, Isidro falleció. Hasta el sábado, su madre -quien permanece en terapia intensiva- no sabía de la muerte de su hijo. Un equipo de psicólogos y psiquiatras está preparándose para encontrar el momento y la manera de comunicárselo. Por ahora, hay tres hombres y dos mujeres detenidos. Pero está aún prófugo y con orden de captura internacional Miguel Ángel Silva, el hombre que había entrado un minuto después de Carolina al banco y que se movía en total libertad dentro de la agencia. Él no hizo ninguna transacción y se fue poco antes de que ella saliera con los USD 20 000. Las sospechas de la familia Píparo se orientan hacia el banco. Una de las primeras cosas que dijo la mujer fue: “Me entregó el cajero”, quien ayer fue imputado por el fiscal de la causa, Marcelo Romero. Según el abogado Fabián Améndola, quien defiende a Píparo, hay más indicios que levantan cuanto menos sospechas.“La forma cómo se movía Silva llama poderosamente la atención. Además, los directivos del banco se negaron a entregar a la Policía las imágenes de las cámaras de seguridad. Tuvieron que ir el fiscal y el juez de la causa”, dijo Améndola. Se están realizando el cruce de llamadas. La Policía secuestró los celulares de los que trabajan en el banco, incluso de la Gerenta. Carolina solo pudo ver a Isidro por fotos. Su salud ha empeorado. “Acá hay personas del banco que son peores que los que le pegaron el tiro. Porque es gente pensante que por unos pesos armaron esto”, dijo Matías, quien abogó para que el caso sirva también como un aprendizaje para los argentinos. “Les pido a todos que empecemos a reclamar las cosas que nos pertenecen”.