La comunicación y la colaboración entre el Ejército Ecuatoriano y la Embajada de EE.UU fue fluida y constante antes y después del ataque colombiano a Angostura del 1 de marzo del 2008, donde las Fuerzas Armadas Colombianas mataron a Raúl Reyes, entonces número 2 de las FARC.
Esto se desprende de dos cables del Departamento de Estado que fueron entregados a EL COMERCIO por la organización Wikileaks y que echan luz sobre los acontecimientos que rodearon al ataque colombiano, que significó la ruptura de las relaciones entre Ecuador y Colombia.
Se trata de los cables 144928, que se reseña en esta nota, y el 132154, en la nota compartida.
En el cable 144928 del 7 de marzo, un funcionario de la Embajada de EE.UU. en Quito afirma que la Cuarta División del Ejército, al mando del general Fabián Narváez, ha continuado en la búsqueda de subversivos de las FARC, apenas concluidas las operaciones colombianas del 1 de marzo. Esto, a pesar de que para entonces el discurso oficial del Gobierno ecuatoriano estaba cargado de suspicacias y denuncias contra EE.UU. por su apoyo diplomático a Colombia y por las sospechas que existían sobre una posible participación del FOL de Manta en el operativo.
“Representantes del Gobierno de EE.UU. (USG en el original) se han reunido en días pasados con el general Fabián Narváez, comandante de la Cuarta División del Ejército Ecuatoriano (que incluye el área del incidente donde murió Reyes).
Narváez ha sido un comandante agresivo, incrementando patrullas y operaciones y muy receptivo al apoyo del USG. Él no parecía haber cambiado de actitud ni demostró resentimiento por la operación del Gobierno de Colombia contra las FARC. Él parecía permanecer comprometido a perseguir a las FARC.
De acuerdo con Narváez, la Cuarta División está persiguiendo activamente a las FARC, como lo ha hecho en una serie de operaciones concertadas desde el pasado noviembre. En medio de las recriminaciones por el fracaso del Gobierno del Ecuador (GOE en el texto) en ubicar y destruir el campamento de Reyes, algunos de los militares temen que Narváez será (injustamente en este caso) convertido en chivo expiatorio y relevado de su comando (nota: muchos creen que él es uno de los oficiales a ser reemplazados como parte de la negociación que Larrea condujo con Reyes, como se cita en los documentos capturados después de la operación). Otros oficiales militares expresaron resentimiento por la forma en que el presidente Correa manejó la situación y preocupación por las acusaciones colombianas de que la administración de Correa pueda reemplazar el liderazgo militar, como parte de la negociación con las FARC”.
El cable continúa su relato con detalles sobre la operación del Ejército Ecuatoriano luego de los hechos de Angostura, donde murieron guerrilleros y otros visitantes al campamento.
“La Cuarta División reubicó los 22 cuerpos y tres heridos del campamento de las FARC en Quito, en marzo 3 y 4 , los heridos están actualmente en un hospital militar. (Otros dos, incluyendo Raúl Reyes, fueron removidos previamente por militares colombianos). Líderes ecuatorianos, buscando construir su caso contra la acción del Gobierno de Colombia en términos de leyes y convenciones internacionales, han asegurado que algunos de los cuerpos tienen disparos por la espalda. Acompañando a este argumento hay críticas de que las fuerzas colombianas dejaron atrás individuos heridos.
Más adelante, en el relato que hace el funcionario de la Embajada se habla sobre los nexos entre la organización del Congreso Bolivariano y las FARC.
“Hay razón para sospechar que algunos de aquellos en el campamento de Raúl Reyes al momento del ataque colombiano habían ingresado al Ecuador para asistir al Segundo Congreso Bolivariano Continental, en Quito, en febrero 24-27. Por lo menos, dos pasaportes recuperados del sitio del ataque indican que los insurgentes ingresaron a Ecuador un poco antes del Congreso Bolivariano.
Al Congreso Bolivariano también asistieron tres miembros del Movimiento Vasco para la Liberación de España (ETA). Un video de Raúl Reyes fue pasado al comienzo del Congreso.
Las FARC ayudaron a pagar el evento con un depósito de USD 4 200 a la Casa de la Cultura. El coordinador del Bloque del Caribe del Coordinador Bolivariano Continental, Luciano Marín Arango, (acá Iván Márquez) envió los fondos al congreso a través de Audrey Millot, una conocida afiliada a las FARC francesas.
María Augusta Calle, presidenta del Comité de Soberanía de la Asamblea Constituyente, firmó una petición con numerosos otros solicitando el uso de la Casa de la Cultura para el Congreso Bolivariano. Un artículo en Vistazo muestra fotos de Calle con la hija de Raúl Reyes, Lidia Carmenza Devia Collazos, quien dijo haber estado viviendo en El Quinche, noreste de Quito. En el artículo se cita a Calle diciendo que había conocido a mucha gente como periodista, pero negó ningún conocimiento de la hija de Reyes”.