La comunidad internacional reunida ayer en Kabul manifestó su apoyo al “programa de reconciliación” con los talibanes del presidente afgano, Hamid Karzai, y a su proyecto de hacerse cargo de todas las acciones militares o de seguridad del país hacia fines del 2014.
La mayoría de 70 representantes de países donantes y de organizaciones internacionales que participaron en la conferencia internacional sobre Afganistán, se comprometieron a que al menos la mitad de los fondos destinados al país pase por el presupuesto afgano en un plazo de dos años, como reclama Karzai.
Desde el comienzo de la intervención militar internacional a fines del 2001, solo 20% de unos USD 40 000 millones de ayuda prometidos pasaron por los canales gubernamentales, a menudo acusados de corrupción.
Desde Washington, el presidente Barack Obama saludó la conferencia internacional de Kabul diciendo que representa un “gran paso adelante” para el futuro de Afganistán.
Poco después del final de la conferencia, el Fondo Monetario Internacional (FMI) indicó haber llegado a un acuerdo con el gobierno de Karzai sobre las condiciones de un préstamo de USD 125 millones.
Según el comunicado final de la conferencia, la comunidad internacional, incluyendo a Estados Unidos, respaldó el “programa de reconciliación” con los talibanes lanzado por Karzai.
El programa para la paz tiene como objetivo buscar atraer a una parte de los rebeldes, sobre todo a los de rango inferior que combatirían por dinero y no por ideología.
Además, “la comunidad internacional manifiesta su respaldo al objetivo del presidente de Afganistán”, que desea que “las fuerzas armadas afganas realicen y conduzcan las operaciones militares en todas las provincias hacia fines de 2014”.
Cerca de 140 000 militares extranjeros, las dos terceras partes estadounidenses, se encuentran desplegados en el país, donde la rebelión de los talibanes no ha cesado de ganar terreno desde hace cuatro años. La guerra de Afganistán es cada vez más impopular en la opinión pública de los países occidentales.