Si hay un ‘hobby’ que mezcle la ciencia, la técnica y la adrenalina es el aeromodelismo. Se trata de pilotear aviones y helicópteros a escalas reducidas. Estos se llaman aeromodelos y funcionan bajo los mismos principios que los aviones reales con la diferencia de que el piloto está en tierra.
El mantenimiento de estas máquinas, algunas a combustión y otras eléctricas, lleva mucho más tiempo del que se cree. A veces los aficionados se tardan días para calibrarlas aunque este trabajo solo sirve para unas pocas horas de vuelo. Después de esto hay que volver a revisarlos.