Las precarias condiciones laborales y de seguridad que padecen los periodistas del mexicano estado de Veracruz incidieron en el reciente secuestro y asesinato del reportero Gregorio Jiménez, denunció una comitiva de ONG y periodistas que realizó una movilización inédita para exigir justicia.
Numerosos periodistas de Veracruz “no tienen un contrato, ganan por nota publicada, no hay prestaciones sociales, no hay condiciones de seguridad para el ejercicio periodístico en zonas de alto riesgo”, denunció Elia Baltazar, periodista freelance y miembro de la Red de Periodistas de A Pie, durante una conferencia de prensa en Xalapa, capital de Veracruz.
Estas condiciones “jugaron un papel fundamental en lo que sucedió con Gregorio”, añadió la defensora de la libertad de prensa. Jiménez, que trabajaba en los diarios Notisur y Liberal del Sur de la ciudad de Coatzacoalcos -sur de Veracruz-, fue secuestrado el 5 de febrero y su cuerpo mutilado fue hallado el martes pasado junto con otros dos en una fosa clandestina.
Este crimen despertó la indignación de periodistas mexicanos y extranjeros, que se habían unido en la campaña “Lo queremos vivo” desde que se había conocido de su secuestro.
Así, 16 periodistas y activistas se trasladaron a Coatzacoalcos para conocer de primera mano las circunstancias del crimen de Jiménez, en una movilización inédita en la que participaron las ONG Reporteros Sin Fronteras, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Periodistas de A pie y la Casa de los Derechos de Periodistas.
“No es posible que cada vez que asesinan a un reportero en este país, los periodistas nos dediquemos únicamente a relatar los hechos”, dijo Víctor Ruiz Arrazola, de La Casa de los Periodistas. Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, 86 informadores mexicanos han sido asesinados desde el 2000, sin que hasta el momento haya condenados por los crímenes. Solo en Veracruz, 10 periodistas fueron ultimados y otros cuatro se encuentran desaparecidos.