Su construcción se llevó a cabo en secreto. En la noche del 12 al 13 de agosto de 1961, sin previo aviso, la República Democrática Alemana (RDA) levantó el Muro de Berlín.
La muralla, que se levantó a lo largo de 155 km, dividió Berlín en dos mitades y aisló el lado occidental del resto de la entonces RDA. El también llamado ‘muro de la verguenza’ fue uno de los símbolos de la Guerra Fría y de la separación de Alemania.
Durante los siguientes 20 años, la URSS continuó controlando a los países socialistas de Europa del Este, incluida la RDA. Pero la llegada de Mijaíl Gorbachov a la jefatura de Gobierno de la URSS cambió todo a partir de 1985. Sus reformas, la ‘perestroika’ y la ‘glasnost’, no solo acabaron con los rezagos estalinistas sino que terminaron por erosionar el sistema socialista.
Dos países fueron especialmente afectados por estas reformas: Polonia y Hungría. El 23de agosto de 1989, Hungría rompió la ‘Cortina de Hierro’, al abrir totalmente su frontera con Austria.
Los turistas de la RDA que estaban en Hungría ya no regresaron a su país, sino que aprovecharon para escapar por Austria a la República Federal Alemana (RFA). Hasta que las autoridades de la RDA reaccionaran, ya habían escapado por esa ruta 13 000 alemanes.
El éxodo masivo de septiembre de 1989 fue seguido de manifestaciones antigubernamentales en Berlín Oriental. Erich Honecker, mandatario germano oriental, tuvo que renunciar el 18 de octubre de 1989. El nuevo Gobierno anunció que tenía lista una nueva ley que permitiría viajar libremente al exterior a los ciudadanos de la RDA. A las 18:53 locales del 9 de noviembre de 1989, durante una rueda de prensa, un periodista preguntó a un funcionario oficial novato: “¿Cuándo entrará en vigencia la nueva ley?”.
El inexperto burócrata dijo: “Creo que… ya está en vigencia”. Ese rato se corrió la voz y miles de berlineses orientales se dirigieron al muro y demandaron el paso libre. Los guardias asustados los dejaron pasar y los berlineses occidentales se unieron al festejo.