El bloque de seguridad de repúblicas ex soviéticas conocido como Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), liderado por Rusia, consideraba ayer enviar una fuerza militar a Kirguistán. El objetivo: sofocar los enfrentamientos étnicos que han causado la muerte de al menos 170 personas y
1 800 heridos en el empobrecido Estado de Asia central.
La violencia entre la mayoría kirguiza y la minoría uzbeka en las ciudades sureñas de Osh, bastión del ex presidente Kurmanbek Bakiyev, y Jalalabad, comenzó el jueves. Cuerpos calcinados en las calles, vehículos incendiados y casas quemadas daban cuenta de la violencia.
El Gobierno interino admitió dificultades para retomar el control, pese a que movilizó al Ejército, instauró el estado de emergencia y un toque de queda.
Miles de uzbekos huyeron a la cercana frontera norte con Uzbekistán para escapar a los enfrentamientos más sangrientos en dos décadas. Las autoridades de Uzbekistán registraron hasta ayer en la región de Andijan el ingreso de al menos 75 000 refugiados.
Uzbekistán informó que cerrará la frontera con Kirguistán, porque ya no puede recibir más refugiados, según el viceprimer ministro uzbeko, Abdulá Aripov.
La ex república soviética, independiente a partir de la caída de la Unión Soviética, en 1991, vive en un clima de inestabilidad desde el 7 de abril pasado, cuando el presidente Kurmanbek Bakyev fue obligado a renunciar y a huir en medio de una sangrienta rebelión. La presidenta interina del país, Roza Otunbayeva, acusó a su predecesor -que, como ella, es de etnia kirguiza- de fomentar la tensión entre las comunidades para impedir que se realice un referendo para modificar la Constitución, convocado para el 27 de junio. Bakiyev, desde su exilio en Bielorusia, negó esa acusación.
Los uzbekos apoyan al gobierno interino, mientras que los kirguisos en el sur respaldan a Bakiyev.
Además, desde la independencia de Kirguistán, se han producido disturbios étnicos entre la mayoría kirguís y las minorías tayika y uzbeca en el sur del país, una zona predominantemente agrícola.
Kirguistán tiene una superficie de 200 000 km. Cuenta con 5,3 millones de personas, en su mayoría musulmanes sunitas.
Los renovados disturbios han provocado preocupación en Rusia, Estados Unidos y China. Washington utiliza una base aérea en Manas -en el norte del país a unos 300 kilómetros de Osh- para enviar suministros a sus fuerzas en Afganistán. Rusia también posee una base militar en el país.