Asunción, AFP
Centenares de paraguayos portando banderas del país, de la selección y de clubes deportivos, recibieron este jueves los restos repatriados de la Argentina del ex ídolo de fútbol Arsenio Erico, máximo goleador histórico del balompié rioplatense.
Seguido por una kilométrica caravana, el féretro con los restos del ex jugador de Independiente de Avellaneda y Huracán de Buenos Aires fue recibido por el público y las autoridades en Encarnación, 370 km al sureste, en la frontera con la argentina.
Desde ahí, el ómnibus que trajo a Erico por tierra desde la capital argentina, fue acompañado por representantes del gobierno, de la Asociación Paraguaya de Fútbol, decenas de periodistas, fanáticos y curiosos.
“El saltarín rojo”, como se lo conocía popularmente durante su paso por el Independiente de Avellaneda hasta recalar finalmente en Huracán, entre 1934 y 1947, reposará en un mausoleo construido para perpetuar su memoria, ubicado en el estadio Defensores del Chaco, el principal coliseo futbolístico del país.
“A los que no pudieron ver sus hazañas, hoy logran ver el gran aprecio y admiración que el país siente hacia Arsenio Erico”, dijo el intendente (alcalde) de Encarnación Juan Schmalko.
El jefe comunal valoró la repatriación de sus restos e hizo votos para que su testimonio de vida “sea un ejemplo para jóvenes que buscan una vida mejor a través del deporte”.
Erico había recalado en Buenos Aires en 1934 como integrante de un equipo de fútbol de la Cruz Roja que jugaba amistosos para recaudar fondos destinados a los heridos de la Guerra del Chaco, la contienda bélica que enfrentó a Paraguay y Bolivia (1932/35).
“Corría a mil por hora, era velocísimo, un estilista, un niño juguetón, un saltimbanqui, era un jugador de circo, saltaba como loco, le daba de cabeza, de taco, hacía cosas que no hacían los demás. Era un fenómeno”, según la descripción del ex ídolo argentino español Alfredo Distéfano quien en un reportaje televisivo en 2008 dijo: “fue mejor que Pelé”.
El analista e historiador deportivo Alberto Candia relató a la AFP que Erico se consagró como ídolo de los fanáticos rioplatenses el 12 de agosto de 1934 cuando anotó el primer gol “del escorpión” en un partido Independiente-Boca Juniors, ante 50 000 personas.
Había conectado la pelota con los tacos en el aire, una jugada muy comentada por los especialistas de la época.
“No hubo taco más certero que el de Erico en la historia del fútbol. Tenía, escondidos en el cuerpo, resortes secretos. Saltaba el muy brujo, sin tomar impulso, y su cabeza llegaba siempre más alto que las manos del arquero, y cuando más dormidas parecían sus piernas, con más fuerza descargaban de pronto latigazos al gol”, resume en su obra “Fútbol a sol y a sombra”, el escritor uruguayo Eduardo Galeano.
Un tango de Cátulo Castillo también le fue dedicado a Erico: “Pasará un milenio sin que nadie, repita tu proeza, del pase de taquito o de cabeza…”.
En Asunción habrá homenajes oficiales en el Congreso, en el palacio de Gobierno y también habrá actos especiales en el club Nacional local, donde se inició, antes del depósito de sus restos el viernes en el mausoleo de la Asociación Paraguaya de Fútbol.