Mujer gana protagonismo en entidades comunitarias

Rocío Cachimuel (de pie) preside la Federación de Indígenas y Campesinos de Imbabura. Foto: José Mafla/ EL COMERCIO

Rocío Cachimuel (de pie) preside la Federación de Indígenas y Campesinos de Imbabura. Foto: José Mafla/ EL COMERCIO

Rocío Cachimuel (de pie) preside la Federación de Indígenas y Campesinos de Imbabura. Foto: José Mafla/ EL COMERCIO

Unos 300 comuneros participarán, entre hoy y mañana, en el V Congreso de la Federación de Indígenas y Campesinos de Imbabura (FICI). Esta organización, que aglutina a 160 comunidades de Otavalo, Cotacachi, Antonio Ante, Ibarra y Pimampiro, es la mayor de la provincia.

En esta reunión delinearán las acciones de la agrupación para los próximos tres años. También se elegirá al nuevo consejo de gobierno.

En el último período estuvo al frente Rocío Cachimuel. Esta otavaleña de 40 años, doctora en Jurisprudencia, es la segunda mujer en dirigir a la FICI en sus cuatro décadas de creación. Ella es una de las líderes que tomó la posta en directivas de pueblos indígenas, organizaciones y cabildos.

Cachimuel explica que si bien la participación de la mujer en la dirigencia ha sido escasa, su papel en la vida comunitaria es alta.

Otra agrupación fuerte de Imbabura es la Unión de Organizaciones Campesinas de Cotacachi (Unorcac). En sus 38 años de vida ha abierto es­pacios para las damas. Así comenta Alfonso Morales, presidente de la entidad. “10 de las 43 comunidades que conforman la Unorcac están dirigidas por mujeres. Es una tendencia que se inició hace unos cinco años”.

Según Juana Chávez, presidenta del Cabildo de Morales Chupa (Cotacachi), los hombres de la zona rural están cambiando su manera de pensar. Hoy hay mayor confianza en las mujeres, porque ellos tienen nuevas responsabilidades, como salir a trabajar en la ciudad.

Como la mayoría de dirigentes de las comunidades, Chávez tiene a su cargo el manejo administrativo de la comuna, la administración de justicia y obras colectivas.

El papel de la mujer es vigilado por las bases, por lo que su trabajo de líder podría limitar su accionar o tener un reconocimiento público.

Eso, por ejemplo, ha sucedido en la localidad kichwa de Arias Uco, en Otavalo. Ahí, Celestina Maldonado, de 48 años, preside desde hace cinco esta comunidad. “Las mujeres debemos dividir el tiempo entre las responsabilidades de la casa y el Cabildo”.

Es por ello, que no quiso participar en la última elección, que se llevó a cabo en diciembre del 2014. Sin embargo, la insistencia de los 280 jefes de familia le obligó a aceptar nuevamente el cargo.

Según la Delegación del Consejo Nacional Electoral de Imbabura (CNE), en los gobiernos comunitarios hay mayor alternancia de hombres y mujeres. A partir de una investigación en 12 comunidades, el CNE elaboró una manual de democracia comunitaria.

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