La muerte de dos bomberos, bajo investigación

El cortejo fúnebre cruzó la avenida Amazonas, sector La Mariscal, con dirección al centro de Quito.  Familiares y compañeros participaron en el recorrido. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.

El cortejo fúnebre cruzó la avenida Amazonas, sector La Mariscal, con dirección al centro de Quito. Familiares y compañeros participaron en el recorrido. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.

El cortejo fúnebre cruzó la avenida Amazonas, sector La Mariscal, con dirección al centro de Quito. Familiares y compañeros participaron en el recorrido. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.

El área está cercada. El lugar en donde, la tarde del lunes, dos cadetes del Cuerpo de Bomberos perdieron la vida se conserva intacta. Eso ocurrirá hasta que la unidad de Asuntos Internos de esta entidad investigue lo ocurrido y tome las versiones de los testigos que presenciaron la tragedia, algunos de ellos están heridos.

Solo entonces los bomberos darán a conocer un informe de lo que sucedió. Éber Arroyo, comandante de Bomberos, visiblemente afectado por la pérdida de su equipo, habló sobre los procedimientos con los que trabaja la unidad y contó que los cadetes llevaban ocho meses preparándose para combatir las llamas.

Jonathan Nasimba, de 20 años, y Jonathan Dionicio, de 19, habían pasado ya la fase de incendios forestales, estructurales y de rescate.

Arroyo aseguró que a un casaca roja se lo forma en siete meses. Añadió que para ser bombero de tropa se necesita ocho meses de preparación y para ser oficial, tres años. A Nasimba y Dionicio les faltaba más de dos años para graduarse. Querían ser oficiales, por lo que iniciaron sus estudios en la universidad para profesionalizar su carrera. Así, obtendrían una licenciatura en administración de empresas para generar un valor agregado en los procesos organizativos de la entidad.

Ese tiempo de preparación es superior al que se registra en otros países de la región. En Chile, por ejemplo, la entidad encargada de ese tipo de incidentes es la Corporación Nacional Forestal que es parte del Ministerio del Ambiente. Ellos contratan bomberos por temporadas para combatir incendios forestales. Son bomberos que se forman por dos meses y trabajan aproximadamente durante 6 meses. La formación es buena y rigurosa y trabajan al mando de bomberos más antiguos que tienen experiencia en combate de incendios. No obstante, en Chile también uniformados han fallecido y han resultado heridos durante el trabajo en montañas.

Una vez que la noticia se conoció, cientos de comentarios de apoyo a los bomberos comenzaron a circular por las redes. Sin embargo, también hubo quienes cuestionaban la ubicación de personal inexperto en un incendio tan agresivo como el de Puembo.

Los familiares de Nasimba estaban entre ellos. Ayer, en medio de su dolor, pedían una explicación de porqué se ubicó a los cadetes en zona de riesgo. Nasimba vivía en Guamaní. Era el mayor de dos hermanos. Este año planeaba casarse.

Arroyo explicó que los jóvenes estuvieron al mando de un capitán y que en la línea de fuego, la zona más cercana a las llamas, estuvieron quienes tenían mayor experiencia y capacitación.

Dijo que los cadetes se encontraban en la parte trasera, la más segura, pero que el viento es su mayor enemigo en un incendio y que, dependiendo de su dirección, el fuego podría encerrar al bombero.

“Son accidentes de trabajo que se suscitan todos los días, en todos los bomberos del mundo”, dijo. Y añadió que una vez realizadas las investigaciones y estudios de campo, se podrá conocer con claridad qué fue lo que ocurrió.

Al momento hay activos 900 bomberos operativos y 200 administrativos. Además, 72 aspirantes a bomberos. Nasimba y Dionicio pertenecían al último grupo que había ingresado a formarse en la escuela. El curso a aspirantes se abre periódicamente, no existe una fecha establecida, todo depende del presupuesto con el que cuenten esta institución.

Dionicio llevaba sangre bomberil en sus venas. Valeria Imbaquingo, prima en segundo grado del joven, contó que su padre también es bombero. De hecho estaba combatiendo el fuego en el mismo incendio en que el joven perdió la vida, pero en otro flanco. Su tío y su primo también son casaca rojas.

La mañana de ayer, los cuerpos de los uniformados, a quienes se les otorgó el grado post mórtem de Subtenientes del Cuerpo de Bomberos, fueron velados en la Comandancia y fueron homenajeados como héroes en el Salón de la Ciudad.

Sus féretros recorrieron las calles de Quito en una caravana formada por cientos de uniformados con trajes de gala. Ocho motociclistas abrieron el camino. La ciudadanía, que desde las veredas formó una especie de arco de honor, aplaudió el valor de los caídos en batalla.

Mientras el cortejo fúnebre llegaba hasta el Centro de Quito, en las faldas del Pichincha, una gran columna de humo se formaba, evidenciando la presencia de un incendio.

En contexto

Cada año, los incendios forestales, las inundaciones y los incendios estructurales que ocurren en el Distrito Metropolitano incrementan la experiencia del personal del Cuerpo de Bomberos. Las dos muertes del lunes rompen un lapso de 20 años, aproximadamente, sin accidentes mortales.

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