El candidato de izquierda y uno de los fundadores del Movimiento al Socialismo (MAS), se convirtió en el primer indígena que gana la Presidencia de Bolivia. Aunque a las 23:30 (03:30 GMT) del 18 de diciembre del 2005 solo había un 2,7% de resultados oficiales, las encuestadoras, basadas en los conteos preliminares del 100% de mesas revisadas, daban a Evo Morales cerca del 54% contra el 32% de su más próximo rival, Jorge Quiroga, quien incluso aceptó la derrota.
Al conocer la noticia el triunfalista Morales declaró que comienza “la nueva historia de Bolivia”. El festejo empezó pocas horas antes cuando las encuestadoras privadas confirmaban que Morales obtenía en la elección un inédito 51% de los votos. Esto le exime de librar una segunda vuelta en el Congreso con el segundo más votado, el ex presidente Jorge ‘Tuto’ Quiroga.
Cuando las empresas encargadas de elaborar los sondeos a pie de urna informaron los resultados, ‘Tuto’ reconoció su derrota. Quiroga felicitó con humildad a los candidatos del MAS porque, según sus palabras, han hecho una buena campaña. Una ovación cerrada estallaba cada vez que el cocalero emergía desde un ventanal del segundo piso del edificio del MAS.
La llegada a la Presidencia de Evo representa un triunfo de la izquierda latinoamericana y un gran desafío para el nuevo Mandatario, ya que deberá satisfacer las enormes expectativas que ha generado entre pobres e indígenas. Asimismo, debe lidiar con las petroleras y manejar su difícil relación con Estados Unidos. Pero las celebraciones vienen acompañadas de preocupaciones.
Esto por la capacidad de maniobra que podrá tener Morales en un país que en los últimos meses ha saltado de crisis en crisis y que ha obligado a la renuncia de dos presidentes desde el 2003.
El principal problema para Evo Morales, paradójicamente, no será la oposición, sino que puede venir de sus propias fuerzas debido a las enormes expectativas que generó.