Los moradores afectados sostienen que durante más de 30 años han vivido sin ningún inconveniente y creen que algo activó el problema que los mantiene en zozobra. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Angustiados, sin poder conciliar el sueño por las noches y con el temor de que las casas se desplomen, así es como han pasado durante los últimos cuatro meses algunos habitantes del sector Solanda 1, en el sur de Quito.
A decir de los vecinos, desde noviembre del año pasado empezaron a evidenciarse unas pequeñas fisuras en las paredes de sus inmuebles.
Muchos no prestaron mayor atención, pues creyeron que se trataba de algo sin importancia. Sin embargo, fueron pasando los días y las líneas que observaron en un principio se convirtieron poco a poco en grandes cuarteaduras.
Pero el problema no quedó allí, las paredes empezaron a desprenderse y a caerse en pedazos. Eso ocurrió en la casa de Carmen Rosero, quien habita en ese inmueble desde hace más de 30 años.
Su casa está completamente destrozada, las paredes se caen poco a poco y a través de los huecos que van quedando se puede visualizar que incluso los ladrillos están fisurados.
La adulta mayor, su hija y su nieta, que son quienes habitaban la casa de dos pisos y medio, tuvieron que desalojar el lugar por temor a que alguna pared les caiga encima.
Con lágrimas comenta todo lo sucedido, no se resigna a ver que su casa esté inhabitable y que ahora deban vivir en casa de otra hija.
Pero ella no es la única afectada, a pocos pasos de esta vivienda se encuentra el domicilio de Ramiro Zambrano, en donde las paredes tienen el mismo problema y además al ingresar a la segunda planta se puede sentir una inclinación del piso.
“Empezó como una pequeña fisura en la pared y poco a poco se fue incrementando hasta llegar al punto que debimos tomar la decisión de salir de la casa por temor de que algún pedazo de la pared caiga encima de alguna de mis hijas”, comentó el morador.
Y mientras conversaba sobre la preocupación que le genera este problema en su vivienda, otros vecinos empezaron a llegar para conversar sobre la situación en la que se encuentra cada una de sus casas.
Mientras dialogaban, cada uno señalaba que su vivienda está peor que la otra, Todos coinciden en que por las noches no pueden dormir porque existe una fuerte vibración en las viviendas y eso hace que el tema empeore.
Las puertas de las viviendas están descuadradas, muchos ya se han acostumbrado a vivir así, sin cerrarlas. Pero otros moradores como Sebastián González están preocupados, pues hace apenas siete meses compró una de las casas afectadas.
Cuando hizo el negocio todo lucía perfecto. Ahora la pared, el techo y el piso están cuarteados. Los vecinos atribuyen este problema a la construcción de la estación del Metro de Quito que se está construyendo en el sector.
A su criterio, aunque reconocen que no son técnicos, el problema se genera por la inestabilidad del suelo. Comentan que han realizado oficios a las autoridades municipales para que realicen una inspección en el lugar y les den una solución.
“Han venido a realizar inspecciones, pero no sabemos a qué se debe este problema, todavía estamos esperando un informe”, comentó Blanca Berrezueta, otra de las afectadas.
Christian Rivera, técnico de riesgos de la Secretaría de Seguridad del Municipio de Quito, explica que a través de geólogos, geotécnicos, ingenieros estructurales, gestores de riesgo, funcionarios de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable (Epmaps), de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), la Empresa Pública Metropolitana Metro de Quito (Epmmq) y la Administración Zonal Eloy Alfaro, se ha realizado inspecciones en este sector con el fin de identificar la causa del hundimiento y afectación de mampostería de casas de más de dos pisos de altura.
“El Metro de Quito presentó ya su informe en el que señala que sus operaciones están a 130 metros en línea recta de donde se está produciendo este evento. Se ha hecho una inspección robótica de la red de agua potable y alcantarillado y tampoco hay novedad”, manifestó el funcionario.
Sin embargo, aún se realizan todos los estudios técnicos para determinar la causa de este problema. Rivera indica que no hay un tiempo determinado para la entrega de ese informe, pues son varias las investigaciones que se tienen que realizar para poderlo emitir.
Por el momento los técnicos tienen como antecedente que Solanda está ubicada sobre un gran pantano, por lo que el suelo no sería apto para que se edifiquen inmuebles sumamente pesados.
“Durante todo este tiempo ha habido una corresponsabilidad en este tema. Algunos vecinos no respetaron las sugerencias, pero también autoridades que no controlaron el crecimiento vertical de esta zona. En los últimos cuatro años el Municipio no permite esto, se identifican las zonas de riesgo“, recalcó el funcionario.
Sin embargo, los moradores afectados sostienen que durante más de 30 años han vivido sin ningún inconveniente y creen que algo activó el problema que los mantiene en zozobra.