El monitoreo del Geofísico es prolijo en siete volcanes
Guagua Pichincha
Sismógrafos, medidores de gases, cámaras, inclinómetros, pluviómetros, GPS... son parte de los equipos que se utilizan para el monitoreo de los volcanes. En Ecuador, de los 86 centros volcánicos, 16 tienen un seguimiento, con diferentes niveles.
La mayor atención se focaliza en siete colosos: tres están en proceso eruptivo en el territorio continental. Tres más tienen vigilancia grado 1 y el séptimo está bajo vigilancia desde Ecuador y Colombia.
El monitoreo está a cargo del Instituto Geofísico de la Politécnica Nacional. Mario Ruiz, director, señaló que cada volcán tiene comportamientos diferentes. Hay 24 macizos que están en estado activo, es decir que han tenido algún tipo de actividad desde hace unos 10 000 años. La mayoría está en el centro y norte de la Sierra.
Los volcanes en proceso eruptivo son: Tungurahua, Reventador y Sangay. Estos tienen un seguimiento especial. En el primero hay equipos que miden los lahares que permiten alertar, con cerca de 30 minutos de anticipación, fuertes movimientos de material volcánico acumulado que se desliza por las laderas.
También hay seis estaciones sísmicas de corto período, seis de banda ancha que miden con más precisión la velocidad del movimiento del suelo. En los alrededores están colocados cinco GPS con los que se puede detectar si el suelo se infla por el paso de magma. Hay otros equipos que miden la inclinación del terreno, el nivel de anhídrido sulfuroso, captan el movimiento de lahares y registran la cantidad de lluvias.
La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, el 4 de mayo del 2015, bajó el nivel de alerta, de naranja a amarilla, en la zona de influencia. El coloso tuvo un fuerte episodio de erupciones en el 2006, que cobró la vida de 5 personas. Las reactivaciones en 2010, 2012 y 2013 causaron fuertes pérdidas.
Debido a los 15 años que tiene el proceso eruptivo, los
20 000 habitantes de Baños de Agua Santa están preparados en medidas preventivas. Durante este tiempo recibieron capacitación sobre riesgos y zonas de seguridad, en caso de que haya un evento.
El alcalde Marlon Guevara explicó que los informes sobre el volcán ayudaron a mantenerse en alerta y tener medidas de prevención. “Es responsabilidad de las autoridades capacitar a los baneños y a los turistas”. En los sitios turísticos se distribuyen trípticos con mapas e información de espacios seguros.
En el Reventador, en el Napo, se instaló, en el 2014, una cámara infrarroja. El 19 de mayo pasado el dispositivo captó un flujo de lava, de cerca de 1 000 metros, que descendió por el flanco sur. En marzo del 2014, la zona de influencia del volcán fue declarada en alerta naranja por la Secretaría de Riesgos.
Mientras, en el Sangay, en Morona Santiago, hay una sola estación pero que genera una variedad de datos. El acceso es complicado por la complejidad del terreno, especificó Ruiz.
Por otro lado, aunque el Guagua Pichincha y el Cotopaxi no están en erupción, tienen un monitoreo permanente. El primero tiene cerca de 20 equipos de medición, mientras que en el segundo, el Geofísico decidió instalar otra estación sísmica, ya que desde marzo pasado hay actividad inusual.
Las autoridades municipales de Quito indican que no se debe alarmar a la gente ya que, en estos días, no hay posibilidad de una erupción inminente.
Alejandro Terán, director de Gestión de Riesgos del Municipio, comentó que, junto con otras entidades, ayer visitaron el sitio para valorar la situación. En los próximos días se pondrá señalética para evitar que los turistas bajen al cráter.
Mientras, en la frontera norte, Colombia y Ecuador unieron fuerzas para conocer el estado del complejo volcánico Chiles-Cerro Negro. Hasta el momento se han elaborado mapas y un plan de contingencia, en caso de que ocurra una erupción. Así lo explicó Iván Márquez, director de Unidad para la Gestión de Riesgos de Desastres, de Colombia.
Con este escenario, en agosto próximo se realizará un simulacro binacional de erupción volcánica. “Eso servirá para intercambiar experiencias”, indicó Márquez.