Reds. Ecuador y Esmeraldas
Desde la playa de Portete se observan los edificios pintados con tonos pasteles. Las construcciones están levantadas sobre una loma rodeada de acantilados.
La brisa es suave y cálida, y el trinar de las aves se funde con el ruido que hacen las olas del mar al golpear con las rocas.
Todo el horizonte es celeste y el paisaje marino inspira una tranquilidad incomparable. Un puñado de casas de madera, regadas entre palmeras, identifica al pequeño pueblo de Portete.
Sus habitantes son pescadores, de pieles tostadas por el sol.
Ellos son los vecinos del ‘resort’ de lujo que construyó la cadena Royal Decameron en el lugar. La infraestructura fue levantada en 14 hectáreas, sobre la Punta de Portete, en el sur de Esmeraldas. Hay 282 habitaciones, con capacidad para 700 personas.
Se abrió el pasado domingo, y se aplica la modalidad todo incluido. Es decir, el turista paga un precio fijo y el consumo en los restaurantes y en los bares es ilimitado. Además, puede hacer uso de todas las instalaciones.
Las habitaciones están construidas en 29 módulos. Desde cada módulo se tiene una vista diferente del paisaje. Hay turistas que prefieren descansar en las terrazas del hotel. Allí hay piscinas, desde donde se aprecia la belleza del entorno natural.
El turista tiene a su disposición cuatro restaurantes, tres especializados en comida tailandesa, japonesa e italiana, y uno tipo bufé. A pocos pasos de este último está una de las cinco piscinas. Allí, el sol calienta con fuerza, pero el agua fría ayuda a equilibrar la temperatura del cuerpo.
Aparte de las cómodas habitaciones, con un diseño acogedor y aire condicionado, hay una sala de convenciones, una sala de cine, discotecas, bares y hasta un sitio exclusivo para escuchar música clásica e instrumental.
El ingreso al ‘resort’ es por tierra; 2 km antes de llegar a las playas de Mompiche hay un desvío que conduce al complejo. En total, unos 8 km de la carretera están en mal estado.
Enrique Ponce, director de Decameron en Ecuador, dijo que el proyecto turístico tiene un “fuerte componente socioambiental”. En ese sentido, la primera decisión es la reutilización de las aguas servidas.
En la parte posterior del hotel se construyó una planta de tratamiento para las aguas negras; este líquido será reutilizado para regar los jardines. En el mediano plazo se prevé formar microempresas comunitarias para reciclar y tratar la basura.
“El abono puede servir para promover la crianza de animales”, aseguró Ponce.
Decameron abrió 380 plazas de trabajo. 25 personas fueron capacitadas como guías locales.
Uno de ellos es Arturo Durán, quien comentó que recibió clases de geografía, inglés, primeros auxilios, servicios al cliente…
Frente a la Punta de Portete, cruzando un brazo de mar, se construye el club de playa de Decameron. En ese sitio se colocaron cabañas para brindar comodidad al turista. Con una evidente emoción, Narcisa Cárdenas, directora de Turismo de Esmeraldas, dice que es una réplica, -a pequeña escala- de Atacames.
Alberto Bucheli, habitante de Portete, tiene sentimientos encontrados. Reconoce que la apertura del hotel ayudará a mover la economía de la zona, pero espera que la comunidad tenga apoyo para progresar.
Decameron aún tiene dos temas pendientes por resolver. El uno es el relacionado con el abastecimiento de agua dulce. Para ello, Bystate embalsó dos ríos de la zona, pero aún no tiene la autorización, según Omar Montaño, director provincial del Ministerio del Ambiente.
Además, no cuenta con un relleno sanitario. Está por oscurecer y la marea sube en Portete. Un nuevo paisaje aparece: un impresionante juego de luces resalta sobre la loma. Es el ‘resort’ de Decameron.