Redacción Quito
Montículos de tierra, piedras y restos de material de construcción. Todo eso se observa en el tramo del Corredor Sur Occidental, que se construye sobre la avenida Mariscal Sucre, a la altura del barrio Hermano Miguel, en el sur de la urbe.
Los moradores, comerciantes y conductores de buses se quejan por la construcción. “Tengo afecciones respiratorias debido al polvo”, asevera con incomodidad Evelyn Ortiz. La mujer de 25 años labora en el local Servicarnes, ubicado en la av. Mariscal Sucre. Ella dice que se siente perjudicada por los trabajos.
A Ortiz también le incomoda el denso tránsito vehicular. “Vivo en Chillogallo. Antes tardaba 15 minutos en llegar a mi domicilio, ahora me demoro 40”.
Con Ortiz coincide el también vecino Carlos Camino, quien es propietario del supermercado El Americano. “Desde las 17:00 hasta las 20:30, el tránsito se agudiza”, indica el hombre de 32 años. Además, asegura que su vehículo se daña a menudo porque en las intersecciones hay baches. “Lo peor de todo son las obras inconclusas. Hace semanas que no se los ve trabajando ”.
Al frente del negocio de Camino, Susana Aguirre, otra vecina, afronta dificultades para cruzar la arteria vial. La tierra acumulada es un obstáculo para la libre circulación peatonal. “Esto es terrible, cuando llueve se hace lodo”, precisa la lugareña de 55 años. Ella también reclama por la falta de presencia policial para dirigir el tránsito. “Solo un patrullero ronda cada dos horas”.
En el mismo tono que Camino, algunos comerciantes del sector coinciden en algo: sus ventas han disminuido un 50%. “Mis clientes dejaron de venir por los inconvenientes de acceso”, expresa Janeth Rosero. La mujer de 40 años es la propietaria del local Al Rojo Vivo. Allí se comercializan prendas de vestir y tipo de objetos de El Nacional. “Antes protegía la ropa con fundas plásticas”.
En cambio, los clientes de Noemí Navas, dueña de una ferretería, se quejan por la falta de sitios de parqueo. “Los días que los obreros laboraban, nosotros no vendíamos nada. Mis compradores se pasaban a otros negocios”.
Los clientes de Navas, en un alto porcentaje, son constructores e ingenieros. La mujer de 74 años se muestra escéptica sobre el Corredor Sur Occidental.
“No sé si nos beneficiará”. Fabricio Mesías, otro vecino, se muestra más crítico. “Creo que la solución vial para Quito no es la construcción de corredores”, explica el también comerciante. Él recomienda sacar de circulación algunas unidades de buses del transporte público. “Es un negocio de los transportistas que nos afectó a los comerciantes. Deberían compensarnos”, dice el hombre de 35 años.
Los choferes de buses también sienten las molestias por el corredor. “Antes en una vuelta me tardaba 40 minutos, pero ahora me demoro 1 hora y 10 minutos”, indica Vicente Quemag, conductor de la unidad Nº 493 de la Cooperativa Tesur. Su colega, Francisco Cando, de la cooperativa Latina, piensa lo mismo. “Hay muchos huecos y más vehículos”.
El corredor debía estar concluido en mayo pasado, según señala el contrato suscrito a en julio de 2008. La fecha de entrega de las obras se modificó.
Testimonio. Julio Aguayza/ Vecino
‘Mi sector se volvió peligroso’
Hace 20 años llegué al barrio. Recuerdo que era tranquilo. Las personas solían salir en las noches a pasear y no pasaba nada. Pero ahora, miro con tristeza que mi barrio se ha convertido en un sitio peligroso. Al igual que otros sectores de Quito.
Ahora, a las 18:00 ya no se puede salir, por temor a los delincuentes. Pobre de aquel que se atreva a caminar sin compañía pasadas las 23:00. Lo desvalijan.
Incluso, hace un mes, el local comercial de un vecino fue robado. Y apenas eran las 21:00.
Creo que todo esto se debe a la situación económica. Las personas se han volcado a vivir de manera fácil. A esto se suma la impavidez de los moradores. Si ven que a alguien le están robando, nadie hace nada, nadie lo defiende por temor a que también le roben.