Redacción Guayaquil
Pese a que en sus declaraciones, Jorge Glas, ministro de Telecomunicaciones, ha querido marcar distancia con los hechos ocurridos en El Telégrafo, en los últimos días, no ha tenido éxito. Como cabeza del Ministerio que es dueño del 99,6% de las acciones del periódico, lo que se decide en ese medio requiere de su venia o, por lo menos, de su conocimiento.
De hecho, la conformación del Directorio, vigente desde finales de enero, se concretó desde ese Ministerio, una vez que asumió la titularidad de las acciones. Ilich Verduga Vélez, Bolívar Triviño, Nancy Bravo y Héctor Cisneros fueron designados. Es este Directorio que, dos meses después, el 25 de marzo, removió a Rubén Montoya de la dirección.
“Yo debo ser muy franco, yo dejo a los administradores hacer su trabajo, el Directorio ha tomado la decisión de reemplazar al señor Montoya y designar a otra persona. Eso es una decisión del Directorio, queda claro que no hay ninguna injerencia de ninguna naturaleza con el manejo del contenido editorial del diario, como lo han notado los ciudadanos que leen el periódico”, dijo al periódico oficial El Ciudadano, el pasado martes.
Pero como el ministro Glas y otros miembros del Directorio lo han reconocido, si la forma de conducción del periódico se mantiene, las pérdidas económicas continuarán. A eso se añade la reducción de la lectoría. Con este escenario se presentó como solución, la publicación de un nuevo periódico dirigido a sectores más populares y con un lenguaje que sea más accesible.
Máximo García y José Orús fueron las personas seleccionadas para poner en marcha el nuevo periódico. Ellos mantenían un perfil bajo, desde diciembre del 2009, cuando comenzaron la tarea. Pero tuvieron un serio revés cuando los entonces integrantes del Directorio (Jeannine Zambrano, Olga Aguilar, Melanie
Mora y Octavio Villacreses) no dieron paso al proyecto.
Este escollo fue superado en la Junta de Accionistas del 29 de enero. En esa reunión se posesionó al nuevo Directorio y se trató nuevamente el tema del periódico popular. Solamente se pidió más información, antes de tomar una resolución; es decir, el proyecto no fue descartado. De hecho, días después tuvo luz verde.
También se designó gerente general a Eduardo Intriago, en reemplazó de Álex Camacho, a quien se lo quiso remover en noviembre pasado por los malos resultados empresariales.
En ese escenario, Rubén Montoya hizo público su rechazo a que el nuevo diario popular se produzca con recursos e infraestructura de El Telégrafo. Su argumento fue que, al hacerlo, se confunden los roles de un medio público y de uno gubernamental. De igual forma, articulistas, columnistas y el personal de Redacción se pronunciaron en contra.
Pese a ello, estas posiciones no frenaron el proyecto del periódico popular. Se contrató más personal y ya se había ocupado una oficina en el edificio de El Telégrafo, en el centro de Guayaquil.
El distanciamiento entre Montoya y los nuevos directivos del diario fue evidente. Esta situación tuvo uno de sus momentos más críticos el martes 2 de febrero. En la edición de ese día se censuró una nota que informaba sobre la Junta de Accionistas.
Dos días después, en el Taller Estrategia Ecuador Digital, Jorge Glas señaló que la situación económica del periódico estatal es delicada. También rechazó las denuncias sobre una supuesta intervención en la línea editorial.
Glas dio un aviso de lo que ocurriría después, cuando manifestó que los conflictos internos de El Telégrafo no eran saludables y que las “pugnas internas han causado un grave problema administrativo que debe resolverse”.
Días después se conoció que la única voz autorizada para hablar sobre lo que pasa en el periódico era el propio Ministro. Tras la salida de Montoya, la situación se agravó. El lunes en la noche, el Directorio nombró a Max García, director encargado. Hasta el viernes, habían renunciado la subdirectora Carol Murillo y tres editores , al igual que cinco articulistas.
Por lo pronto, el Directorio decidió que no se publicarán artículos y columnas sobre decisiones y situaciones internas del diario.
¿Quién es?
Ingeniero electrónico. Ejerció la Presidencia del Directorio del Fondo de Solidaridad desde inicios del 2007 hasta agosto del 2009, cuando asumió la función de Ministro de Telecomunicaciones.
¿Qué hizo?
En sus declaraciones ha manifestado que los integrantes del Directorio de diario El Telégrafo, nombrados por el Ministerio de Telecomunicaciones, no tienen ninguna influencia en sus decisiones.
¿Qué dijo?
Evidentemente hubo una confrontación interna (en El Telégrafo), parece que en el pasado no se definieron bien los roles entre Directorio, Director y Gerente General, no delimitaron sus competencias.