Diego Montenegro
Enviado a Tena
La minga de solidaridad con los damnificados, el sábado, continúo en el barrio Otonga Bajo, en Tena. Los vecinos se concentraron en la recuperación de los
cuadernos y libros que estaban en los deteriorados libreros de la escuela. También en la limpieza de las bancas y en retirar el lodo que se acumuló en el salón.
Eduardo Valdivieso (8) merodeaba entre los libros mojados, que fueron ubicados a lo largo de la cancha barrial de fútbol, para que se secaran. El pasado lunes, todos los alumnos dejaron el libro de Entorno Social en el aula, porque no tenían tareas pendientes. “Otras veces lo meto en la mochila y me llevo a la casa”.
Él no asiste a clases desde el pasado martes. Ese día el desbordamiento de los ríos Tena, Pano y Misahuallí afectó a los barrios bajos dentro del perímetro urbano de la ciudad. Las autoridades decidieron suspender las clases por la emergencia y hasta ayer no se sabía cuando se reabrirán los establecimientos
educativos.
Aunque aún no hay un balance de los efectos de la inundación en el área educativa, en un recorrido que realizó este Diario por las zonas afectadas, se constató que hay escuelas que están completamente destruidas. Por ejemplo, en la Kayak Nawi solo quedó la estructura de madera. El río se llevó los pupitres, los aparadores y el pizarrón.
Esta escuela está ubicada en Ahuano, junto al sitio donde las canoas recogen a los pasajeros para llevarlos a las comunas que están asentadas en las orillas del río Napo. Para César Puma, presidente de la Junta Parroquial, los niños se salvaron de milagro.
El río se desbordó antes de las 07:00 del martes. “La tragedia hubiera sido mayor. Un tanquero que estaba parqueado junto a la escuela fue arrasado por el río y quedó hecho chatarra”.
Desde el domingo se fortaleció la distribución de las siete toneladas de alimentos, vituallas, medicamentos y agua que envió el Gobierno para los damnificados, anunciaron los representantes de la Secretaría Nacional de Gestión del Riesgo. La entrega se complica, porque hay comunidades donde solo se ingresa en cano, navegando por el Napo.
En las riberas de ese afluente todavía no se conoce la magnitud de los daños. Desde el jueves, un grupo de socorristas de la Cruz Roja levanta un censo.