Quedan pocos migrantes del terremoto en Santo Domingo de los Tsáchilas

Ingrid Cagua es una de las beneficiadas por los incentivos del Estado que se entregan para los afectados por el movimiento telúrico: Foto: El Comercio.

Ingrid Cagua es una de las beneficiadas por los incentivos del Estado que se entregan para los afectados por el movimiento telúrico: Foto: El Comercio.

Ingrid Cagua es una de las beneficiadas por los incentivos del Estado que se entregan para los afectados por el movimiento telúrico: Foto: El Comercio.

El número de incentivos económicos que se tramitan para los afectados del terremoto que migraron a Santo Domingo de los Tsáchilas es un indicador que las autoridades manejan para ir estableciendo la cifra de personas que se quedarán definitivamente en esta provincia del occidente del Ecuador.

Es decir, quienes por diversas razones asociadas al temor y las pérdidas que les dejó el movimiento telúrico, prefirieron abandonar sus lugares natales, entre ellos habitantes de Pedernales (Manabí) y Muisne (Esmeraldas).

El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), luego de tabular las solicitudes para los beneficiados, informó que no todos los migrantes por el terremoto decidieron establecerse en la provincia tsáchila.

Eso se evidencia en los 500 trámites que se aceptaron en la entidad para el desembolso de los bonos económicos por acogimiento, alquiler y alimentación.

Son rubros que los otorga el Gobierno para atenuar la dura situación económica de los afectados, con vigencia para seis meses. Los 500 trámites representan a 2 500 personas, las cuales han registrado hasta el momento su permanencia efectiva en Santo Domingo.

Según la directora encargada del MIES, Verónica Moya, un día después del evento del 16 de abril del 2016 se tuvo una migración importante de afectados que varióo conforme pasaron los días.

Por ejemplo, en principio arribaron cerca de 1 200 personas y luego el Municipio calculó que subieron a 10 000 entre los alojados en albergues, refugios y casas acogientes o de familiares.

No obstante su permanencia no duró mucho tiempo. Moya explica que en junio y a inicios de julio de 2016 se notó que las familias eran intermitentes en los albergues y con los días decidieron abandonarlos para ir de vuelta a sus provincias de origen.

Otros en cambio decidieron rentar departamentos con la esperanza de beneficiarse por los bonos de acogida y alimentación. Ese fue el caso de Marco Sánchez, quien el 5 de junio dejó el albergue del recinto ferial y se fue a rentar en una vivienda en la cooperativa 9 de Diciembre, en Santo Domingo. Necesitaba comodidad y más espacio para organizarse con su esposa, dos hijos y su sobrino, algo que no lo conseguía en el albergue.

El arriendo del primer mes lo pagó con los recursos que obtuvo en un trabajo eventual que le dieron en el Patronato Municipal donde colaboró en la elaboración de juguetes en madera.

Como había anticipado sus gestiones para los bonos en el MIES ahora ya es uno de los favorecidos por el bono de acogida de USD 150 y alimentación de USD 100.

Hasta el momento el MIES ha entregado 110 incentivos. Entre esos el de Ingrid Cagua, quien resultó afectada por el terremoto en Muisne.

Ella se alojó en casa de unos parientes con su hija y ahora que obtuvo el bono podrá estar más cómoda en una vivienda que arrendó en la provincia tsáchila.

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