La esposa de Mario Lojano pidió ayuda a la Cancillería y otros organismos. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO
Este 20 de enero la familia Lojano rompió el silencio y denunció la desaparición de Mario Lojano, de 24 años. Él migró hacia Estados Unidos el 7 de julio del 2014, desde su natal Barabón, al suroeste de Cuenca, en el sur del Ecuador.
Un mes después fue la última vez que se comunicó con la familia desde México, y desde entonces no saben qué ocurrió con él. Lojano tiene tres hijos. El mayor cumplió este día cuatro años y es el que más reclama la ausencia de su padre. El último tiene ocho meses.
Su esposa Rosa Pintado, de 25 años, está desesperada y contó que solicitó ayuda para la búsqueda al Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana. Desde el pasado lunes también se apoyan en la organización privada 1800 Migrantes, pero aún no tienen información.
Según su representante legal, Andrea Ledesma, ayer la familia le proporcionó algunos documentos personales (copia de cédula, huellas dactilares, partida de nacimiento…) y los envió a los organismos internacionales, Policía de Migración y cárceles de Guatemala, Honduras y de México para contrastar información.
La pobreza asedia en el hogar de los Lojano. En una casa de adobe, de tres cuartos separados, viven tres familias (15 personas). María Lojano, de 64 años, madre del desaparecido, contó que esta situación lo empujó a su hijo a migrar. “Tenía trabajo como albañil de vez en cuando y en sus planes estaba darnos una mejor vida”, dice esta madre que vive angustiada. Para el viaje pagaron USD 13 000 hipotecando la misma casa donde viven.