Un comando armado irrumpió la madrugada del domingo, 8 de febrero de 2015, en una fiesta que se celebraba en una casa de un barrio de las afueras de Ciudad Juárez, en el norte de México, dejando cinco personas muertas y seis heridos, informó la policía municipal.
“Llegaron a la fiesta al menos cuatro hombres con armas de fuego y comenzaron a disparar contra personas que se encontraban fuera de la casa”, en la que había unas 30 personas celebrando, entre ellas varios niños y mujeres, dijo un comandante de la policía municipal que llegó al lugar y que pidió el anonimato.
Las personas que estaban en la fiesta celebraban un cumpleaños. Cuatro de las víctimas quedaron muertas en la calle y una más dentro de la casa, mientras que los seis lesionados fueron trasladados a un hospital en una ambulancia, así como en autos particulares y hasta en un bus de transporte público que pasaba por el lugar.
Durante el ataque, que se registró en el barrio de Felipe de Ángeles ubicado al lado del río Bravo, los agresores incendiaron con bombas molotov cuatro automóviles que estaban afuera del domicilio.
El comandante señaló que los responsables huyeron a bordo de tres vehículos.
Ciudad Juárez (1 300 000 habitantes) había dejado de ver estas aterradoras escenas que entre 2008 y 2012 convirtieron esta localidad, fronteriza con la estadounidense El Paso, en la más violenta del país por la cruenta guerra que libraron los cárteles de Sinaloa y de Juárez, este último ahora debilitado.
A mediados de enero el presidente Enrique Peña Nieto visitó esta ciudad fronteriza, donde destacó que en los dos años de su gobierno los homicidios se redujeron 50% en Ciudad Juárez.
La estrategia militarizada contra los cárteles del narcotráfico y las disputas del crimen organizado dejaron desde diciembre de 2006 en el país más de 80 000 muertos y más de 20 000 desaparecidos.