El metro en Bogotá demorará nueve años

Del corresponsal en Bogotá

Al igual que en Quito, la movilidad es uno de los mayores problemas que tiene la ciudad de Bogotá, una urbe con más de ocho millones de habitantes.

En las horas pico sus principales avenidas están saturadas. Las estaciones del Transmilenio (sistema de buses articulados) están abarrotadas, los taxis circulan llenos y las busetas llevan pasajeros hasta en las puertas.

El metro, listo en 2011
Según el Observatorio de Movilidad de la Cámara de Comercio de Bogotá, en la capital colombiana existen 12,2 millones de viajes diarios.
De acuerdo con la Municipalidad bogotana, la edificación del sistema del metro estará en condiciones de arrancar en 2011. Y la construcción de otras dos nuevas líneas del metro deberá esperar hasta 2038.
La primera línea del sistema de metro estará en capacidad de transportar 40 000 pasajeros por hora y, de acuerdo con el trazado aprobado, no transitará por las calles en las que actualmente presta su servicio el Transmilenio (sistema público de transporte con articulados).

Desde 1964, en Bogotá se ha debatido si la construcción del metro sería la solución a sus líos de movilidad. Desde ese año se han realizado al menos tres estudios de factibilidad, sin llegar a buen puerto. Más bien en el año 2000 la administración municipal de Enrique Peñalosa puso en marcha al Transmilenio, que cubre a la mayor parte de la ciudad con una operación similar a los sistemas de la Ecovía y de Metrobús de Quito.

En la campaña electoral de 2007, la oferta del metro volvió a la escena. El entonces candidato y actual alcalde, Samuel Moreno, prometió construirlo, como una solución a las dificultades de tráfico, en medio de críticas sobre la viabilidad y eficacia del proyecto (ver nota compartida).

Después de 20 meses de gestión, Moreno logró presentar a finales de agosto los estudios de la primera línea del metro, que tiene una extensión de 24 km. El diseño fue adjudicado a la firma Sener-Transporte Metropolitano de Barcelona, que tardó más de un año en realizarlo y cobró cerca de USD 9,8 millones.

Con los estudios ya en su poder, el Municipio bogotano, manejado por el izquierdista partido Polo Democrático, buscó el apoyo del Gobierno Central, con el objetivo de financiar un proyecto. Para poner en marcha la primera línea la ciudad necesita de unos USD 2 000 millones.

Según la Alcaldía –que no ha dado cifras oficiales- cada kilómetro del primer trazado costará de entre USD 80 y 83 millones. El gobierno de Álvaro Uribe, en la antesala de las elecciones de marzo de 2010, decidió brindar su respaldo al proyecto de Bogotá, una ciudad que le ha sido esquiva electoralmente.

El Gobierno Central correrá con el 70% del monto  del proyecto. Hará desembolsos anuales de unos USD 132 millones por una década. El 30% restante saldrá de recursos que la Alcaldía de Bogotá logre recaudar, así como de un endeudamiento con organismos multilaterales. El Cabildo ya anunció la creación de una empresa que tendrá como meta la búsqueda de recursos en la banca comercial, así como la colocación de bonos de deuda pública en el mercado.

El metro de Bogotá tendrá una construcción mixta: 14,9 km serán subterráneos y los nueve restantes irán por la superficie. De acuerdo con el estudio de la empresa española, en algunos tramos se aprovechará infraestructura de la urbe, como un sector del corredor férreo del sur. Mientras que en otros sectores, como el que se proyecta del centro al noreste de la ciudad, será subterráneo. La primera línea del metro solo servirá a una zona de Bogotá. Comenzará desde el suroccidente de Bogotá, avanzará cerca de la Plaza de Bolívar (cerca de la casa presidencial) y terminará en el noreste.

En ambas estaciones principales el sistema se conectará con el sistema Transmilenio. El resto de la ciudad seguirá movilizándose en los antiguos servicios de transporte público. Para que la primera línea del metro esté operativa de deberá esperar hasta principios de 2017. Es decir, desde la contratación de los estudios hasta la finalización de su construcción el proyecto se concretará en nueve años.

Punto de vista

Patricio Almeida/ Economista

‘El quiteño pagará el metro’

El financiamiento es uno de los temas menos complicados en el proyecto de construcción metro para Quito. Esto porque la recuperación de la inversión de la obra y el beneficio social a largo plazo serán superiores.

No obstante, estos beneficios también dependen de las estrategias de negociación. Una de las alternativas sería financiar la obra mediante un contrato en el que el Gobierno local cofinancie la obra con la empresa constructora.

Finalmente, serían los propios usuarios quienes terminen financiando -en menos de seis años-, este sistema de transporte, una vez que entre en operación.

Suplementos digitales