Los mendigos con garrote del Siglo XXI

La revolución ciudadana, a la que de gana le hablan, acabó con la mendicidad ecuatoriana. Como consta a todos, ahora Quito no tiene mendigos ecuatorianos.

Pero la mendicidad es una parte pintoresca de las grandes ciudades: una simpática minoría en Nueva York y la gran mayoría en La Habana.

Así que la célula gris de la diplomacia, que dizque vale cinco lucas, decidió importar mendigos de esa misma urbe en donde son mayoría. Después de conocerlos, extrañará a los mendigos de antes.

Los mendigos ecuatorianos tocaban la puerta y saludaban. Luego pedían una limosna, por el amor de Dios.

Los importados entran a tu casa sin ser invitados y exigen: “Apúrate, chico, que vengo a ‘recogel’ tu colaboración. Si no me das, te acuso de racista”.

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