Redacción Sociedad
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Una hoja descolorida pegada en un poste de las avenidas Napo y Maldonado, en el sur de Quito, anuncia que en apenas una semana la gente puede bajar hasta 20 libras de peso. Y sugiere no dejar la comida, sino que simplemente antes del desayuno se consuman medicamentos elaborados a base de fibra.
Una dieta adecuada
Junto con los medicamentos también es importante llevar una dieta adecuada. En la mañana se sugiere una tasa de leche descremada, café, huevo duro o tibio. Frutas como naranja, mandarina y agua aromática..
En el almuerzo se recomienda solo el caldo del consomé, un octavo de pollo sin piel, granos tiernos, choclos y frutas. Para la merienda se sugieren los mismos alimentos. Aplicar durante el tratamiento.
El Índice de Masa Corporal (IMC) se calcula dividiendo el peso en kilos por la altura en metros.La oferta es libre, pese a que en el Ministerio de Salud ese producto no está registrado. En el mercado local, únicamente dos tipos de fármacos están autorizados para el expendio: Orlistat y Sibutramina (ver infografía).
En el libro ‘Tratado de Diabetología’, los médicos endocrinólogos Clemente Orellana y Jimena Robalino explican que estos fármacos se deben recetar solo cuando el Índice de Masa Corporal (IMC) de una persona es mayor a 30 o cuando es igual a 25 y está acompañado con diabetes, hipertensión y colesterol.
Pese a las advertencias médicas, en las farmacias no existe control. Este Diario comprobó que los dependientes de tres locales en Quito, tres en Babahoyo y tres en Quevedo ofrecen anfetaminas (estimulantes del sistema nervioso central), antidepresivos, diuréticos y hasta hormonas tiroideas para bajar de peso ‘rápidamente’. Y en ningún centro se solicita receta médica.
Marcia Cedeño indica cinco tipos de medicamentos para adelgazar. No es médica, pero cuando terminó la secundaria consiguió trabajo en una de las farmacias de Quevedo (Los Ríos). Allí aprendió que “las pastillas bajan de peso inmediatamente”.
En Quito, el presidente de la Federación de Propietarios de Farmacias del Ecuador, Carlos Reyes, reconoce que estos productos se venden sin restricciones. “La Ley dice que debería darse solo con receta, pero no se cumple”.
La venta libre, incluso, ha impedido que el Intercontinental Medical Statistics (IMS), organismo que realiza estudios de mercado de las farmacéuticas, registre el volumen de venta de estos fármacos.
En la 10 de Agosto y República (norte de Quito) atiende el médico ginecólogo Mario Zapata. Lleva más de 20 años en la medicina y en ese tiempo ha encontrado pacientes que llegan a la consulta con graves secuelas por consumir medicamentos no autorizados. Recuerda que recibió a una persona que tomó productos para adelgazar y estos destruyeron totalmente su hígado.
Cuando aquello ocurre, el organismo no puede eliminar las sustancias tóxicas existentes.
En el servicio de emergencia del Hospital Eugenio Espejo es común recibir a pacientes con secuelas crónicas. Vicente García es jefe de esta área y permanentemente recibe informes de personas que entran con deshidratación o alteración nerviosa. “La gente quiere bajar de peso de la noche a la mañana y para eso todavía no hay medicamentos”.
En una de las camas de emergencia de este centro asistencial descansa una paciente. Habla despacio, solo dice llamarse Julia y que tiene 20 años. Se internó el lunes 26 de octubre y un día después aún lucía pálida y delgada. Los doctores le detectaron deshidratación grave, porque desde hace un mes consume laxantes, que en la farmacia le dijeron que eran buenos para bajar de peso “en solo dos meses”.
El médico endocrinólogo Walter de la Torre alerta que los diuréticos y laxantes eliminan líquidos, pero también sodio y potasio en exceso. El déficit de esta última sustancia en el organismo causó que Julia sufra calambres permanentes en el cuerpo.
Por los casos que ha chequeado en su consulta, Zapata teme de otros riesgos, como la osteoporosis, una enfermedad que deteriora los huesos.
Esto ocurre, porque con los líquidos el organismo también elimina los minerales que mantienen bien la masa ósea.
Las secuelas más graves son las arritmias (alteración en el ritmo cardíaco), pues la falta de líquidos impide que el corazón bombee sangre adecuadamente.
Además, el consumo de fármacos para perder peso puede derivar en problemas neurológicos. El jefe de Salud Mental del Ministerio de Salud, Enrique Aguilar, señala que estos productos actúan en el sistema nervioso central y pueden aumentar la irritabilidad de la gente, generar crisis de ansiedad o depresión.
El año pasado, el médico gastroenterólogo Nelson Burbano y alumnos de la Universidad Central levantaron un estudio con 2 500 personas que viven en Quito. Se reveló que el 90% se automedicaba. Un gran porcentaje de ese grupo corresponde a personas que se automedicaron con laxantes para bajar de peso.
Esta alerta no llega al Ministerio de Salud y no se hace vigilancia alguna. La directora de Control Sanitario, Magda Saltos, señala no conocer el tema, pese a que con 15 días de anticipación fue autorizada por la Dirección de Salud para dar información.
Julia también se guió de ofertas pegadas en los postes. Este Diario se comunicó con el número que aparece en el anuncio de la avenida Napo y la voz de una mujer dice que el producto que venden ingresa de Colombia y Perú, pero luego cuelga el teléfono y no contesta más…
Testimonio. Marlene del Pilar Viteri
‘Las pastillas sin receta me dañaron el hígado’
Tengo 34 años y desde los 12 fui bien gordita. Hace cuatro años en el Hospital Eugenio Espejo me realizaron una cirugía para bajar de peso y eso me ha ayudado bastante.
Recuerdo que llegué a pesar 180 libras y me sentía mal. Por eso iba a la farmacia y pedía que me dieran cualquier cosa para quemar grasa. Allí no me pedían recetas y me daban fácilmente.
Durante dos años tomé pastillas sin que me vigilara un doctor y eso me causó daño.
Me dañaron el hígado y en la cara me salió bastante paño, que tengo hasta el momento.
Yo trabajaba en los buses y no podía seguir, porque me sentía cansada, fatigada, no podía caminar. Por suerte mi jefe me entendía y me daba tiempo para dormir en los asiento de atrás.
También tenía muchos mareos. Me decían que puede ser porque me embaracé, pero eso fue falso. Cuando ya no pude más fui a un médico que atendía por la av. Mariana de Jesús y 10 de Agosto. Él me dijo que todos los problemas eran por los medicamentos que estaba consumiendo. Y lo primero que hizo es suspenderme todo.
Por eso digo que los medicamentos me hicieron mucho daño. Lo que hoy puedo decir es que no consuman pastillas que uno cree conveniente, porque finalmente una sale perdiendo.
Recuerdo que estuve supermal, pero ahora me encuentro bien. Ya no estoy cansada ni fatigada. Sigo con las vitaminas, pero siempre vigilada por los doctores. Ahora me da miedo tomar cualquier cosa, porque siempre es delicado y una debe cuidarse para que no lleguen nuevas enfermedades al organismo.