José Rivera RuilovaA propósito de la marcha realizada por los vendedores informales y minoristas en Quito, quisiera emitir un comentario. Yo soy un ciudadano de a pie, todos los días cruzo parte de la ciudad que involucra la plaza San Martín o La Marín, como se le conoce; todos los días yo y miles de ciudadanos debemos soportar la incomodidad y peligro que significa caminar por sus veredas, simplemente porque cientos de ciudadanos vendedores informales se han tomado las mismas para acomodar sus negocios. Ocupan un 80 ó 90 % de las aceras y justamente donde la aglomeración de personas es insoportable, aparte de esto son seres irrespetuosos y violentos.Son los mismos comerciantes que poseen ya locales en los sitios destinados para el efecto en otras partes de la ciudad, pero que más ventajoso les resulta vender en la calle y utilizan la amenaza y violencia para tomarse las vías y aceras poco a poco. En la parada de El Playón existe un centro comercial de minoristas que se construye a paso de tortuga y se supone servirá para descongestionar parte de La Marín, pero nadie les presiona para que culmine definitivamente y poquísimos vendedores de ese sitio se reubiquen. Los peatones tenemos la prioridad de las vías y no estos violentos vendedores a quienes se vio marchando por sus prebendas exclusivamente. De acuerdo que necesitan trabajar y con seguridad, pero nosotros, los ciudadanos comunes exigimos respeto y exigimos también seguridad; y al señor Alcalde, fajarse los cinturones.