Todo depende de los números

La seguridad con que Doris Soliz, la secretaria Ejecutiva de Alianza País, anunció que llevarían 40 000 personas a la plaza de Santo Domingo el 1 de mayo tiene sentido.

Las movilizaciones siempre se han medido y se les ha dado importancia según su capacidad de convocatoria. Sea cual fuese la causa de la movilización, lo que queda en la memoria y lo que sirve como validación es saber las cuadras que recorrieron, la cantidad de los concentrados, si fueron cinco, seis o siete personas por metro cuadrado.

Los partidos populistas que se han construido estando en el poder pierden peso político en el tiempo si no han construido su ‘aparato’. Y Alianza País tiene el aparato para convocar y continuar su proyecto político. Se puede decir que aprendió la lección del peronismo, cuya fuerza en Argentina obliga a hacerse la pregunta si es posible gobernar sin el peronismo o contra él.

Velasco Ibarra, el gran líder populista del siglo XX, en cambio, no lo hizo y su legado son ahora apenas páginas de bibliografía.
Frente a ese aparato estatal estará el sindicalismo opositor, que también tiene una estructura, aunque construida por fuera del poder. Paradójicamente, eso ha sido también su condena. Sus prácticas han derivado en la poca representatividad real de los trabajadores que no sean únicamente obreros.

Por eso, que el sindicalismo opositor diga que no se trata de medición de fuerzas es porque sabe que, en el fondo, los números sí importan y lo ha reivindicado en sus últimas movilizaciones. Pero el 19 de marzo debió ver absorto que a San Francisco la gente entraba y de ella salía pero la plaza no se vaciaba. Pero no fue una marcha sindical, de organizaciones sociales e indígenas exclusivamente, sino también de la clase media. Y la gran pregunta es si esta -que históricamente ha sido ajena al Día del Trabajador y que siempre lo ha tomado como día de asueto - tendrá algún rol para ver si los guarismos, en la inevitable medición de fuerzas, tendrán mayor peso.

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